Ricardo Alfonsín se recibió de líder político

lunes, 7 de junio de 2010

Por Ignacio Fidanza

Ricardo Alfonsín se recibió esta noche de líder político. Aupado en el cariño popular que despertó la muerte de su padre, prefirió eludir la comodidad de liderar las encuetas de imagen positiva para pelear el poder real al interior de su partido.


Con mucho para perder -tenía un sólo representante en la junta electoral que controlaban a Leopoldo Moreau y Federico Storani-, salió a desafiar mucho más que la titularidad de la UCR bonaerense, enfrentó al estabishment del partido que llevó al radicalismo al borde de la extinción y que ahora apostaba a reciclarse detrás de la popularidad de Cobos.

Su triunfo vale doble porque se impuso a un aparato que no controlaba, sumandose a la historia de grandez batacazos como el que protagonizó Carlos Menem cuando le ganó la interna del PJ a Antonio Cafiero, por ese entonces al frente del partido.

El radicalismo también se dio el lujo de enviar un potente mensaje al resto de las fuerzas políticas, es la única estructura nacional que realiza internas como para definir sus autoridades, frente a los dedados que imperan en el PJ, la Coalición Cívica y el PRO.

Un gesto muy positivo de normalización de la vida partidaria que por si mismo valió el esfuerzo y que engarzado con las primarias obligatorias -si es que finalmente se concretan- alientan la esperenza de una lenta recomposición del sistema político luego de la implosión del 2001.

El éxito de Alfonsín también refuerza las chances de la UCR para las presidenciales del 2011. Es que luego del explícito apoyo que Elisa Carrió le dio en su pelea con la vieja estructura -que ella nunca pudo derrotar internamente-, quedó claro que la candidatura presidencial del hijo del ex presidente ampliaba la base política del radicalismo.

Como bien se apresuró a decir esta noche el senador Gerardo Morales, el triunfo de Alfonsín revitaliza un agonizante Acuerdo Cívico. Ahora sí el hijo del ex presidente tiene pergaminos como para reclamar la candidatura presidencial y todo indica que detrás de su figura será mas sencillo confluir con la Coalición Cívica y el socialismo de Hermes Binner, que se apresuró a felicitarlo igual que Lilita Carrió y Margarita Stolbizer.

Se vislumbra así una coalición mucho más competitiva en lo electoral que la que expresaba el cobismo, que lentamente se fue encerrando en los sectores más conservadores de la UCR. El propio Alfonsín eufórico en los festejos en el tradicional Hotel Castelar de la Avenida de Mayo subrayó que su prioridad será trabajar para que "no sólo los cobistas regresen al partido, sino también los que se fueron al GEN y a la Coalición Cívica".

Lo acompañaban hombres muy cercanos a Carrió como el porteño Ricardo Gil Lavedra y el santacruceño Eduardo Costa, quien acaricia la posibilidad de desplazar a los Kirchner del poder en su refugio patagónico.

Notable decadencia del vicepresidente que no supo aprovechar el inmenso regalo que le otorgó la historia al colocarlo en la instancia clave de la votación de la 125, para consolidar un proceso renovador en la anquilosada estructura del radicalismo. Sin embargo, también es justo reconocer que Cobos cuenta con pergaminos de gestión ejecutiva -como decano universitario, como gobernador y como vicepresidente- de los que carece Alfonsín, que construyó toda su carrera política en funciones legislativas. Una diferencia que acaso no sea menor a la hora de votar un presidente.

Como sea, el triunfo de Alfonsín además tiene el doble mérito de haber sido impuesto en las difíciles internas, que como todo el mundo sabe son mucho mas complicadas que las generales, verdadera universidad de los dirigentes políticos. Se le quemaron los papeles a los viejos generales del partido, que miraban con cierta displicencia al hijo del viejo líder, a quien no se cansaban de minimizar llamandoló "Ricardito".

El desenlace de esta pelea, el primer round serio de la política nacional, también dejó un herido colateral: el intendente de San isidro Gustavo Posse, que apoyó la lista de Moreau y Storani, también deberá olvidarse por un tiempo de su candidatura a gobernador.

En tanto que acaso mañana, se empiece a sentir el efecto de la nueva oleada alfonsinista: por la noche se reunirán los delegados del Comité Capital de la UCR para elegir el próximo presidente del radicalismo porteño, entre el veterano Marcelo Stubrin y el alfonsinista Carlos Mas Velez.

Pero en este caso habría que eludir la tentación fácil de emparentar a Stubrin con Enrique Nosiglia y a este con Cobos, para vislumbrar el capítulo porteño de la pelea entre Alfonsín y el vicepresidente. Si bien Nosiglia no oculta a nivel nacional sus preferencias por Cobos, ha logrado en la Capital la aspiración de todo político: los dos contendientes a presidir el partido lo reconocen como jefe.

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