Coimas en Venezuela: Incendian Casa Tornquist para quemar pruebas

miércoles, 30 de junio de 2010

UN FUEGO MUY OPORTUNO
Se incendió la Casa Tornquist:

Por Alexis Di Capo

¿Desaparecieron las pruebas de los negocios con Venezuela?

La Casa Tornquist, donde funcionaba el banco del mismo nombre y que perteneció a la familia Acuña Debary Tornquist, está ubicada en la calle Bartolomé Mitre 533. Ahora el inmueble pertenece al gobierno nacional a través del Ministerio de Planificación Federal de Julio De Vido.

En su octavo piso (ídem en el cuarto) se acumulaban papeles confidenciales que estaban bajo el control del equipo de colaboradores directos del Ministro. Dos días atrás, horas después de que el embajador Eduardo Sadous ratificara ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados sus denuncias sobre coimas en Venezuela, el inmueble en cuestión sufrió un "oportuno" incendio que afectó a buena parte de la documentación bajo custodia.

Prohibido apagar el fuego

Testigos del incendio refieren que, durante el incendio, se observó el despliegue de personal policial (varios de civil) con armas largas que no sólo no cooperaba con los bomberos sino que contuvo la acción de los mismos, obligándolos a trabajar lentamente, pese a los riesgos y a tratarse de un monumento histórico. Esta secuencia de extraños acontecimientos dio lugar a una versión originada en fuentes de inteligencia. La misma consigna que lo que se quemó en el misterioso incendio sería una parte importante de la documentación del intercambio comercial entre Argentina y Venezuela, entre ellos los informes sobre el fideicomiso constituido con los fondos provenientes de las compras argentinas de fuel oil venezolano, destinados a pagar las compras de maquinaria, alimentos y tecnología argentina. En estas operaciones se pagaron coimas del orden del 15%.

De este modo, gracias al oportuno fuego, habrían desaparecido las pruebas que en cualquier momento podría requerir el Juez Federal Julián Ercolini, a cargo de la investigación de las coimas.

Ricardo Alfonsín se recibió de líder político

lunes, 7 de junio de 2010

Por Ignacio Fidanza

Ricardo Alfonsín se recibió esta noche de líder político. Aupado en el cariño popular que despertó la muerte de su padre, prefirió eludir la comodidad de liderar las encuetas de imagen positiva para pelear el poder real al interior de su partido.


Con mucho para perder -tenía un sólo representante en la junta electoral que controlaban a Leopoldo Moreau y Federico Storani-, salió a desafiar mucho más que la titularidad de la UCR bonaerense, enfrentó al estabishment del partido que llevó al radicalismo al borde de la extinción y que ahora apostaba a reciclarse detrás de la popularidad de Cobos.

Su triunfo vale doble porque se impuso a un aparato que no controlaba, sumandose a la historia de grandez batacazos como el que protagonizó Carlos Menem cuando le ganó la interna del PJ a Antonio Cafiero, por ese entonces al frente del partido.

El radicalismo también se dio el lujo de enviar un potente mensaje al resto de las fuerzas políticas, es la única estructura nacional que realiza internas como para definir sus autoridades, frente a los dedados que imperan en el PJ, la Coalición Cívica y el PRO.

Un gesto muy positivo de normalización de la vida partidaria que por si mismo valió el esfuerzo y que engarzado con las primarias obligatorias -si es que finalmente se concretan- alientan la esperenza de una lenta recomposición del sistema político luego de la implosión del 2001.

El éxito de Alfonsín también refuerza las chances de la UCR para las presidenciales del 2011. Es que luego del explícito apoyo que Elisa Carrió le dio en su pelea con la vieja estructura -que ella nunca pudo derrotar internamente-, quedó claro que la candidatura presidencial del hijo del ex presidente ampliaba la base política del radicalismo.

Como bien se apresuró a decir esta noche el senador Gerardo Morales, el triunfo de Alfonsín revitaliza un agonizante Acuerdo Cívico. Ahora sí el hijo del ex presidente tiene pergaminos como para reclamar la candidatura presidencial y todo indica que detrás de su figura será mas sencillo confluir con la Coalición Cívica y el socialismo de Hermes Binner, que se apresuró a felicitarlo igual que Lilita Carrió y Margarita Stolbizer.

Se vislumbra así una coalición mucho más competitiva en lo electoral que la que expresaba el cobismo, que lentamente se fue encerrando en los sectores más conservadores de la UCR. El propio Alfonsín eufórico en los festejos en el tradicional Hotel Castelar de la Avenida de Mayo subrayó que su prioridad será trabajar para que "no sólo los cobistas regresen al partido, sino también los que se fueron al GEN y a la Coalición Cívica".

Lo acompañaban hombres muy cercanos a Carrió como el porteño Ricardo Gil Lavedra y el santacruceño Eduardo Costa, quien acaricia la posibilidad de desplazar a los Kirchner del poder en su refugio patagónico.

Notable decadencia del vicepresidente que no supo aprovechar el inmenso regalo que le otorgó la historia al colocarlo en la instancia clave de la votación de la 125, para consolidar un proceso renovador en la anquilosada estructura del radicalismo. Sin embargo, también es justo reconocer que Cobos cuenta con pergaminos de gestión ejecutiva -como decano universitario, como gobernador y como vicepresidente- de los que carece Alfonsín, que construyó toda su carrera política en funciones legislativas. Una diferencia que acaso no sea menor a la hora de votar un presidente.

Como sea, el triunfo de Alfonsín además tiene el doble mérito de haber sido impuesto en las difíciles internas, que como todo el mundo sabe son mucho mas complicadas que las generales, verdadera universidad de los dirigentes políticos. Se le quemaron los papeles a los viejos generales del partido, que miraban con cierta displicencia al hijo del viejo líder, a quien no se cansaban de minimizar llamandoló "Ricardito".

El desenlace de esta pelea, el primer round serio de la política nacional, también dejó un herido colateral: el intendente de San isidro Gustavo Posse, que apoyó la lista de Moreau y Storani, también deberá olvidarse por un tiempo de su candidatura a gobernador.

En tanto que acaso mañana, se empiece a sentir el efecto de la nueva oleada alfonsinista: por la noche se reunirán los delegados del Comité Capital de la UCR para elegir el próximo presidente del radicalismo porteño, entre el veterano Marcelo Stubrin y el alfonsinista Carlos Mas Velez.

Pero en este caso habría que eludir la tentación fácil de emparentar a Stubrin con Enrique Nosiglia y a este con Cobos, para vislumbrar el capítulo porteño de la pelea entre Alfonsín y el vicepresidente. Si bien Nosiglia no oculta a nivel nacional sus preferencias por Cobos, ha logrado en la Capital la aspiración de todo político: los dos contendientes a presidir el partido lo reconocen como jefe.

Sociedad Civil y Clase Política actúan de manera disociada

miércoles, 2 de junio de 2010

El análisis político y económico de los doctores Vicente Massot y Agustín Monteverde


Entre el 22 y el 25 de mayo unas multitudes refractarias a cualquier tópico ideológico se congregaron, de manera espontánea, para conmemorar el Bicentenario de la Revolución de Mayo y, de paso, aprovecharon la ocasión para entretener sus ocios.

Nadie medianamente equilibrado se animaría a atribuirle a esa inmensa marea humana, que libremente se desparramó por la ciudad de Buenos Aires, una intención o una coloratura políticas. Fue, tomando prestada la frase que se popularizó durante el campeonato mundial de fútbol de 1978, “una fiesta de todos”.

El análisis, pues, que de semejante fenómeno se puede hacer es de naturaleza sociológica. La sociología y no la ideología puede explicarnos por qué de pronto y rebalsando cuanto cálculo se había hecho con anterioridad a esos días, apareció la gente por millones y se adueño de las avenidas preparadas para ver pasar a las tropas, carrozas, trapecistas y artistas de distinto tipo.

También esa ciencia social podrá dar cuenta de un hecho que, hasta el momento, no ha merecido una interpretación acorde con su importancia, a saber: que la muchedumbre fue siempre una espectadora del espectáculo que se había montado para divertirla.

Inmediatamente después de haber concluido los actos, el gobierno fue el primero en querer adueñarse del sentido que, según sus principales representantes, habría tenido tamaña presencia humana. El kirchnerismo no ha sido tan burdo como para considerar que la población salió a las calles a los efectos de poner de manifiesto sus simpatías políticas. Menos aun ha considerado que la mayoría de esas personas respondían a su credo partidario. Pero sí ha creído y cree firmemente que el estallido popular que se vivió en la Capital Federal en el curso de esas 96 horas, poco más o menos, puede aprovecharse en beneficio de la candidatura presidencial de Néstor Kirchner.

No sostienen en la Casa Rosada y en la Quinta de Olivos que el espacio publico fue de ellos, porque a tanto no llega su visión unilateral de cuanto esta sucediendo en el país. Sí dicen, en cambio, que la algarabía de la población demuestra un estado de ánimo colectivo amigable hacia el gobierno. El hecho de que tantos hayan festejados en paz estos 200 años de historia común, los mueve a pensar que hay un terreno fértil para avanzar con las políticas públicas puestas en práctica por la actual administración.

El razonamiento es algo forzado pero, al mismo tiempo, es cierto que si la situación general de la gente hubiera sido mala, difícilmente habría salido a festejar como lo hizo. De esto último se agarra la propaganda oficial, sin ponderar en su justa medida que la alegría colectiva de los argentinos no tuvo nada que ver con lo que hiciera o dejara de hacer la clase política. Cabría decir que una y otra, sociedad civil y clase política, actuaron de manera disociada, como si fueran compartimentos estancos.

Dicho de manera diferente: el gobierno militar no fue en agosto de 1978 más popular porque el seleccionado de Cesar Luis Menotti venciera en el final de la Copa al combinado de Holanda; la administración presidida por Raúl Alfonsín no se impuso en las cruciales elecciones de 1987 a pesar de que, apenas un año antes, el equipo que respondía a Carlos Salvador Bilardo y tenía como ídolo indiscutible a un Maradona en su plenitud, había ganado su segunda copa mundial en Méjico.

Suponer, entonces, que alguien podría adueñarse de “la fiesta de todos”, sería no entender la índole del fenómeno. Aunque quisiera, el gobierno —este o cualquier otro en su misma situación— no podría tomar lo que es, de suyo, inasible. Vale, lo dicho antes, para todos aquellos que se han lanzado a conjeturar acerca de los efectos beneficiosos o deletéreos que tendría para el oficialismo que los once dirigidos por Maradona saliesen campeones o se quedasen sin nada.

Quizá si las elecciones presidenciales se substanciaran en octubre de este año, cuando todavía se escuchasen los ecos del mundial de Sudáfrica, cabría pensar de que el fútbol pudiese tener influencias sobre el humor de los argentinos a la hora de votar. Pero, siendo que esos comicios recién se llevaran a cabo quince meses después de finalizado el torneo al que vivimos haciendo referencia, carecería de sentido imaginar que su resultado condicionase a los argentinos en el cuarto oscuro.

Precisamente a ese cuarto son cada vez más los políticos que lo tienen presente. La semana pasada hubo, al respecto, declaraciones para todos los gustos, cuyo común denominador no fue otro que la carrera presidencial, ya iniciada, de cara al año próximo.

Rompió el fuego el santafesino Hermes Binner que, por vez primera, insinuó la posibilidad de ser parte de una fórmula con Ricardo Alfonsín. Le siguió, poco después, Elisa Carrió, apuntando algo parecido, aunque con la intención, en su caso, de poner distancias de Julio Cobos. Por su parte, también dijeron lo suyo quienes, seguramente, dirimirán supremacías para encabezar la fórmula presidencial del panradicalismo: Cobos y Alfonsín.

Uno y otro, entreviendo que el clima dentro de su partido se ha enrarecido en consonancia con los comicios internos de la provincia de Buenos Aires —que se harán efectivos el domingo venidero— afirmaron cosas diferentes con el propósito de no escalar sus disidencias. El vicepresidente repitió eso de que todavía no se siente candidato.

Por su lado, Alfonsín intentó quitarle dramatismo a la disputa en el principal distrito electoral del país diciendo que, cualquiera fuera el resultado, no tenía nada que ver con las candidaturas del 2011.

El panradicalismo sabe que le lleva al peronismo ventaja en dos aspectos: 1) no es gobierno y por lo tanto no sufre el desgaste que aqueja al kirchnerismo (peronista) y 2) no tiene por delante una batalla a vida o muerte como la que ya divide al justicialismo.

Entre Cobos y Alfonsín no existen los odios que separan, por ejemplo, a Kirchner de Duhalde. Pero, además, son conscientes sus jefes —con la excepción de Elisa Carrió— de que no pueden darse el lujo de la división. Juntos tienen prácticamente asegurado un lugar en la segunda vuelta electoral. Separados perderían la posibilidad de volver a dirigir los destinos del país.

Con todo, algo parece haber cambiado en el curso de los últimos seis meses entre los correligionarios del viejo partido de Alem e Yrigoyen. Medio año atrás Julio Cobos no tenía competidores de fuste enfrente suyo. Hoy la figura de Ricardo Alfonsín ha crecido tanto que difícilmente pueda alguien pensar que vaya a abstenerse de darle batalla al mendocino. Es más, hay quienes suponen que si las elecciones fuesen mañana, en una interna en la cual la mayoría resultase radical, Alfonsín llevaría las de ganar. Como quiera que sea, Alfonsín genera hoy en el espacio panradical mayor cantidad de adhesiones de parte de las estructuras políticas que Cobos.

Al revés, éste le gana a aquél, de momento, en punto al respaldo de la gente que no pertenece a un partido o que, siendo radical, no es militante.

Para no ser menos, también los peronistas se hicieron escuchar. Dos que tienen pocos votos pero mucha presencia y seguridad en sí mismos —Felipe Solá y Mario Das Neves— se lanzaron al ruedo con la conocida diferencia del primero de los nombrados, respecto del segundo y de los demás que se postulan para el año que viene —empezando por Eduardo Duhalde— de que él en ningún caso está dispuesto a aceptar las reglas de juego de la interna que ha propuesto el kirchnerismo.

Solá es el único que ha dicho, en más de una ocasión, que sería una tontería —equivalente al suicidio— confrontar con el santacruceño hacia adentro de una estructura que maneja a su antojo. Los otros —llámense Das Neves, Duhalde o De Narváez— en público sostienen todavía una posición que, si el oficialismo no estuviese dispuesto a reformular las condiciones vigentes para substanciar una elección interna en el PJ, tarde o temprano recusarán al igual que Solá.

El ultimo en hacerse escuchar fue Francisco De Narváez, el cual, tras cruzar acusaciones con Mauricio Macri, le dejó abiertas las puertas, de par en par, a Carlos Reutemann para que oportunamente —¿principios del 2011?— se decidiera a ser parte de la carrera presidencial.

Claro que, al propio tiempo, puso en claro que recurrirá a la justicia con el propósito de saber si puede o no ser candidato. El dilema que arrastra De Narváez es el siguiente: si la Corte le dijera que no puede ser presidente y Reutemann decidiese no ser finalmente de la partida, como aspirante a gobernador de la provincia de Buenos Aires no podría presentar una boleta sin candidato a presidente. En tal caso, de los que están anotados, debería inclinarse por Duhalde o Macri, con quienes hoy, al menos, está peleado.

Pasado el jolgorio todo vuelve a la normalidad: las prepagas trasladarán la suba salarial a las cuotas a partir de agosto; los asambleístas de Gualeguaychú cortaron la ruta 14 dos días antes de la Cumbre entre Cristina Fernández y José Mújica; distintos gremios, encabezados por el de Luz y Fuerza, piden reabrir paritarias y obtener mayores aumentos aduciendo que el 35 % de incremento obtenido por los trabajadores de la alimentación los deja desairados; los famosos fondos de Santa Cruz han vuelto a ser noticia y todo el arco opositor calificó de vejatorio el procedimiento judicial que sufrieron los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera, hijos adoptivos de la directora de Clarín.

Nada cambio, todo sigue igual. Si alguien pensó que el espíritu del Bicentenario era una suerte de bisagra en la historia argentina, pecó de ingenuo. Hasta la próxima semana.

Inmediatamente después del efecto Bicentenario, Kirchner redobla la apuesta, profundizando los conflictos

Por Rosendo Fraga

Tras los festejos del Bicentenario, Kirchner dice a sus militantes que el oficialismo ha quedado a 4 puntos de ganar en la primera vuelta. El razonamiento parte de los datos proporcionados por los sondeos contratados por el oficialismo, de acuerdo a los cuales, si hoy se votara, el ex presidente obtendría 36% de los votos.


Con 40%, de acuerdo a la Constitución argentina, se gana en primera vuelta, siempre que el segundo no haya llegado al 30%. En los mismos sondeos, ningún candidato opositor de la media docena que están instalados, llega a dicho porcentaje.

Si bien falta casi un año y medio para las elecciones, y en consecuencia todo puede ser posible en política, cabe destacar que los mismos sondeos que hoy le adjudican 36% a Kirchner, un año atrás lo daban ganando por 6 puntos en la provincia de Buenos Aires, donde finalmente perdió por 2.

Además, que hoy el voto opositor esté muy dividido no quiere decir que no se polarice acercándose la elección, como sucedió en 2009 en la provincia de Buenos Aires a favor de Francisco de Narváez, dado que una parte relevante del electorado suele optar por quien ve con mayor posibilidad de impedir que gane quien no quiere que gane. Pero el llamado efecto bicentenario ha llevado a los voceros del oficialismo a insistir cada vez más con la candidatura del ex Presidente para 2011.

Mientras tanto, la oposición no logra articularse y difícilmente lo haga antes que se definan las candidaturas. En el peronismo disidente, Francisco de Narváez elogia a Reutemann, manifiesta que se presentará a la Justicia para reclamar contra la disposición constitucional que le impide ser candidato por haber nacido en Colombia y recorre el país; Eduardo Duhalde se reúne con la Comisión de Enlace, ante la cual ratifica su intención de ser candidato, y Felipe Solá no niega la intención de serlo, incluso por fuera del PJ.

En el radicalismo, las diferencias entre quienes apoyan a Julio Cobos y quienes ven a Ricardo Alfonsín como una alternativa, se profundizan al acercarse la interna de la UCR bonaerense del próximo 6 de junio. Desde el radicalismo se mantienen conversaciones tanto con el Partido Socialista como con la Coalición Cívica, para constituir un frente electoral y se aspira a que Binner o Carrió acepten una candidatura a Vicepresidente. A su vez Macri sigue insistiendo con su candidatura presidencial y, pese a las diferencias, hoy aspiraría a reeditar la alianza con Narváez y Solá gestada para la elección del 2009.

La recuperación del oficialismo en el Senado y la división de la oposición en Diputados han paralizado al Congreso. Al controlar hoy el Gobierno la Cámara Alta -aunque con alianzas precarias- y tener la oposición mayoría en la Baja, el Congreso queda neutralizado.

La oposición a su vez muestra un núcleo central con alto grado de coincidencia, integrado por la UCR, la Coalición Cívica, el PJ Federal o Disidente y el PRO. De acuerdo a las circunstancias y proyectos, logran ampliarse al Socialismo, el GEN de Margarita Stolbizer y el Proyecto Sur de Pino Solanas.

En Diputados, la oposición se concentra esta semana en lograr dictámenes de comisión para varios proyectos. Entre ellos, el que propone devolver a las provincias el 15% de los fondos del ANSES. Pero una vez obtenidos los dictámenes, debe lograr el quórum de mayoría simple para tratarlos y para ello debe acordar con alguno de los tres sectores de centro-izquierda mencionados.

En el Senado esta semana da su informe -que debería ser mensual para cada Cámara- el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, oportunidad en la cual la oposición tratará de reclamar respuestas sobre diversas denuncias de corrupción. Entre los proyectos a tratar, recién adquiere significación el del matrimonio gay, que está previsto para el 14 de junio.

Inmediatamente después del efecto Bicentenario, Kirchner redobla como siempre la apuesta, profundizando los conflictos. Los medios de comunicación son su frente más importante y en él, el ADN compulsivo impuesto por la nueva jueza que lleva el caso de los hijos adoptivos de la dueña del grupo Clarín, implica escalar el conflicto del oficialismo con el principal grupo de medios del país. Asimismo, las iniciativas del secretario de Comercio para cuestionar la propiedad de los diarios Clarín y La Nación de la empresa Papel Prensa, van en la misma dirección.

Pero al mismo tiempo, siguen avanzando las denuncias de corrupción contra la administración Kirchner. Las contradictorias manifestaciones del ministro de Economía de Santa Cruz, diciendo primero que se han gastado la totalidad de los 579 millones de dólares que la provincia tenía en el exterior en gastos corrientes, para al día siguiente corregirse diciendo que todavía restan 179, pusieron en evidencia una vez más que se trata un tema en el cual el oficialismo nacional y provincial no tiene explicación convincente.

A ello se agregaron las declaraciones de un ex vicegobernador justicialista de la provincia (Arnold), quien abiertamente acusó a los Kirchner de haberse robado esos fondos. En la política exterior, mientras Cristina tiene esta semana una reunión con su colega uruguayo en un marco de mayores tensiones por el conflicto de Botnia, su marido decide suspender su participación como secretario general de UNASUR en la Cumbre que se realiza en Santo Domingo para coordinar la ayuda a Haití, porque a ella asiste el Presidente de Honduras (Lobo).