De Narvaez creyó que ganó las elecciones él solo.

Esta vez le tocó a Mauricio Macri ser la víctima del última vaivén que pegó Francisco de Narváez. El empresario tuvo que apurar esta noche un acto en La Plata junto a sus aliados peronistas, Felipe Solá y Gerónimo “Momo” Venegas, para evitar una ruptura inminente.

Es que con mucha imprudencia, en los días posteriores a su triunfo sobre Néstor Kirchner, de Narváez había dejado (o instruído?) que sus colaboradores más cercanos, deslizaran en frondosos “off the record” con los diarios, que de ninguna manera iban a aceptar consejos, sugerencias o cualquier tipo de incidencia de Eduardo Duhalde y si era necesario lo cruzarían públicamente.

La posición era coherente con la actitud en la campaña, en la que aconsejados por el consultos Jaime Durán Barba, habían “desperonizado” al extremo el discurso, que volvía a ubicar a De Narváez como la pata bonaerense del macrismo con el sello Unión-PRO.

Incluso se dio el lujo de vetarle candidatos a Felipe Sola (por caso Jorge Sarghini) y hasta dar de baja más de 450 listas distritales del peronismos disidente.

Con el paso de las semanas, pareció comprender que una cosa fue haberle ganado con los justo a Kirchner (con gran mérito y coraje personal, pero también favorecido por la ola antikirchnerista); y otra muy distinta es encarar la pelea por la gobernación sin el peronismo, que encima amenaza con unirse nuevamente, una vez resuelto el problema que planteaba el ex presidente.

Así las cosas, en los últimos días retomó los diálogos cotidianos con Duhalde. “Vino al pie” se agrandaban cerca del ex presidente. Y sobre todo, llegó casi a suplicarle a Felipe Solá que evitara una ruptura pública que ya se insinuaba irreversible.

De hecho, y como muestra, en la Legislatura Bonaerense los legisladores felipistas anunciaron que harán un bloque separado de sus socios de Unión-PRO.

La prenda de cambio que Duhalde, Solá y otros interlocutores del PJ exigieron a De Narváez, para seguir alimentando su proyecto a la gobernación, fue que relativizara su apoyo a la candidatura presidencial de Mauricio Macri, que al parecer ha caído en la consideración del peronismo.

“Yo no gané la elección a Kirchner para después irme del PJ, por supuesto que sigo siendo peronista”, repitió De Narváez ante Duhalde y Solá, palabras mas, palabras menos. El ex presidente devolvió las gentilezas en el reportaje que ayer le dio a La Nación, en el que dejó en claro varias cosas: Carlos Reutemann es el candidato número uno del peronismo; De Narvaez ahora sí, sigue en carrera para la gobernación y Macri si sigue con su idea de ser el presidenciable del PRO, que se olvide del apoyo del PJ.

Esta noche en el acto en el teatro Atenas de La Plata, De Narváez cumplió con su parte. Volvió a reconocer públicamente que “ingresó” a la política gracias a “Chiche Duhalde” (en rigor un eufemismo para no mencionar a su esposo, tampoco sería justo exigirle tanto).

Y lo más importante, dijo que el espacio que integra tiene “dos candidatos a presidente”, en referencia a Macri y Solá. Se sabe que lo de Solá es en rigor una formalidad, el significante es que su candidato ya no es Macri como dijo en el bunker de PRO en la noche del 28 de junio; sino que también está abierto a romper esa alianza para apoyar a un peronista.

De cualquier manera, Solá no se privó de volver a recordarle en público que camina sobre el el filo de la ruptura: "tenemos que enterrar cualquier pelea personal con tal de no traicionar a quienes nos votaron”, afirmó, dejando en claro que las diferencias existen.

Para el análisis sociológico queda el fascinante poder de absorción del peronismo de otras expresiones políticas, que esta noche se vio funcionando a pleno en el teatro Atenas. La prolija escenografía montada por Unión-PRO, terminó devorada por la irrupción de los muchachos del PJ que coparon el acto por simple imposición de número, desorganizándolo y rompiendo el protocolo previsto, como corresponde a todo acto peronista que se precie.

Fuente: La Política Online


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