Un notable desacople entre los éxitos políticos del Gobierno y el extendido rechazo social que cosecha

miércoles, 28 de octubre de 2009


El avance arrollador del kirchnerismo en la política post 28 de junio, puede provocar cierta confusión. Es que la realidad surge contradictoria para el análisis, que se bambolea entre dar por terminados a los Kirchner –que luego se encargan de demostrar su vigencia con triunfos implacables como la sanción de la ley de medios-; para pasar entonces a otorgarles una fortaleza acaso igualmente exagerada.

La sociedad está frente a un proceso novedoso para la recuperada democracia argentina –por lo menos en términos del extremo en que se está desarrollando-. Esto es, un notable desacople entre los éxitos políticos de un Gobierno y el extendido rechazo social que cosecha.

Uno de los consejeros más sensatos que le quedan a Néstor Kirchner se sinceró: “No hay que confundirse, en las encuestas estamos cada vez peor, y cuando uno mira no la imagen o la intención de voto, sino el costado cualitativo de los trabajos, lo que revelan es que la gente esta pasando de la indiferencia o la oposición, al odio. No importa qué haga el Gobierno, la reacción visceral es el rechazo. Así es muy difícil imaginar un futuro político”.

Esta combinación de un gobierno desafiante, que consolida triunfos políticos a sangre y fuego; con un extendido descrédito social explica la profusión de contradicciones y paradojas que provoca la observación del kirchnerismo. “Es una hegemonía frágil”, condensó un curtido dirigente del peronismo opositor.

De manera que la situación de limbo político en la que vive por estos días el kirchnerismo, no debería llevar a confusiones, el sistema está muy lejos del equilibrio.

“Aquí hay dos opciones, que los Kirchner se tranquilicen y entiendan que le tienen que quitar presión a la democracia; o que sigan tirando de la cuerda y entonces el desenlace es imprevisible”, agregó la fuente consultada.

Radiografía del Peronismo Federal

El fantasma que ronda las mesas políticas se llama 2001. Pero también aquí es bueno evitar las simplificaciones. En primer lugar la cabeza del gobierno es peronista y eso marca una diferencia ontológica con De la Rúa, en términos de apego al poder. Y en segundo lugar, la situación económica no tiene nada que ver con la de aquel año infausto.

Pero la imagen surge porque lo que se palpa es la posibilidad de una crisis que ponga en jaque el sistema, aunque su configuración sea distinta a la del 2001.

Los múltiples matices de este escenario, que en un extremo llega a la hipótesis catastrofista de unos Kirchner chavizados que optan por cerrar el Congreso, son los que por estas horas analizan en ese heterogéneo grupo que se ha bautizado como Peronismo Federal.

Se trata de un movimiento, subestimado por algunos medios y la propia política, que sin embargo empieza a adquirir un volumen interesante. Lo que empezó como un reducido grupo de dirigentes de provincias del Norte, vinculados a los '90 y resentidos con los Kirchner, ha ampliado su paleta y poder territorial.

Los motores del agrupamiento son el salteño Juan Carlos Romero y el misionero Ramón Puerta, con la activa participación de los hermanos Rodríguez Saá. Pero también revistan allí Carlos Reutemann y Felipe Solá; y se han entablado diálogos permanentes con Eduardo Duhalde en una progresiva coordinación de acciones políticas que se acaba de consolidar con la incorporación a este esquema de Hilda “Chiche” Duhalde.

Incluso, los organizadores de este nucleamiento prometen anunciar muy pronto que el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti se suma a la partida. De concretarse sería un golpe muy especial a Kirchner, quien dejó trascender que había cerrado un acuerdo con De la Sota para apoyarlo como candidato a gobernador en el 2011, en contra de Schiaretti.

Se va configurando así una interesante alternativa territorial al PJ kirchnerista, que según anticipan las fuentes “ahora la apuesta es llegar a fin de año con armados políticos al menos en 20 provincias”.

El plan para enfrentar la crisis

La idea que barajan en este grupo es repartirse con el radicalismo las presidencias de las Cámaras, después del 10 de diciembre. “Tenemos que enviarle a la sociedad el mensaje de que hay una red que va a contener a los Kirchner”, afirmó uno de los legisladores estrella del peronismo opositor.

Según afirman, en el Senado están a dos o tres votos de obtener la mayoría necesaria para reemplazar al kirchnerista José Pampuro. En tanto que en Diputados una alianza de los Peronistas Federales y la UCR superaría holgadamente los poco más de 90 diputados que tendrá el oficialismo.

Como sea, en el Peronismo Federal barajan el nombre de Romero o Rodríguez Saá para reemplazar a Pampuro –salvo que la UCR quiera ese lugar-; y para la presidencia de Diputados la carta más fuerte es Felipe Solá.

Por ahora, no son más que dibujos en el aire, pero revelan que lejos de la quietud política que intenta transmitir el kirchnerismo, el agua se está moviendo debajo de la alfombra y no en el sentido que preferiría la Casa Rosada.

La interna y los aliados de Unión-PRO

Este armado político del Peronismo Federal se ha puesto como horizonte para resolver su fórmula presidencial, finales del 2010. “Hacerlo antes sería dinamitar el espacio, ese es el error que están cometiendo muchos que quieren definir primero el candidato y construir a su alrededor”, afirmó la fuente consultada.

Frente a esto, en el Peronismo Federal, el misionero Ramón Puerta propicia congelar la discusión por las candidaturas y concentrase de aquí a fin del año próximo en el armado territorial. “Luego en esa fecha podríamos ir a una interna no de fórmulas, sino de candidatos en la que el primero sea presidente, el segundo vice, y los otros dos presidentes de las cámaras”, propone el diputado electo.

La idea es un remix del sistema uruguayo, en el que los derrotados de la interna terminan como vices, como fue el caso de Danilo Astori y José Mujica. Una manera de evitar rupturas partidarias. En el lote de presidenciables se anotan Duhalde, Solá, Puerta, Romero y Alberto Rodríguez Saá.

El esquema se complejiza aún más con la eventualidad de una alianza con Francisco de Narváez y Mauricio Macri. En el Peronismo Federal ya han definido que un acuerdo con estos dirigentes debería darse en el marco de un frente “en el que el peronismo va a ser la cabeza”.

Macri incluso es visto como un posible presidenciable –que debería competir en la interna-, pero creen que “es muy posible que elija reelegir en la Ciudad y apostar a ser accionista de un proyecto nacional, proyectándose para el 2015”.

El caos y la desorientación que se palpa en la oposición frente al avance del kirchnerismo no debería alentar confusiones. El desacople que vive el gobierno con la sociedad indica que algo muy profundo se rompió, y el hecho que aún no allá nada organizado enfrente, no aumenta necesariamente las chances de Kirchner.

Es sabido que la política es reactiva a los espacios vacíos. Dicho de otra manera, que ahora no se vislumbre la alternativa no implica que todo seguirá igual.

Fuente: La Política Online

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