La nueva traición de Néstor Kirchner

domingo, 18 de octubre de 2009

Néstor Carlos Kirchner nació en Río Gallegos, Santa Cruz. Entonces, es lo que se llama "un hombre del interior", representante de latitudes distantes de la Aduana porteña, según dirían en el siglo 19, que ha sido encandilado por las luces y el oropel de la Casa Rosada. En el siglo 21, Kirchner impone un centralismo inédito.

El regreso de la democracia ha sido desolador para el federalismo, un concepto fundacional de la República Argentina. Hasta el cívico-militar Proceso de Reorganización Nacional fue más federal que el (ladri) progresista jolgorio de los organismos de derechos humanos que gestiona por estos días La Nación.

Los acontecimientos que acaban de suceder con motivo de la sanción del Presupuesto 2010 resultan una peligrosa regresión casi preconstitucional, con gobernadores renunciando a cualquier autonomía y cediendo hasta su legitimidad a la Nación.

Una sucesión de traiciones han convertido a los Kirchner en los mandatarios más poderosos de la historia argentina: la renuncia del Congreso Nacional a la mayoría de sus facultades importantes, a favor del Ejecutivo Nacional; y ahora la renuncia de los gobernadores a la mayoría de sus reivindicaciones, a cambio de algún dinero o promesa de obra pública.

Solamente el Poder Judicial pareciera mantener su anatomía íntegra, pero también es una ilusión. Por un lado, existe un Consejo de la Magistratura de la Nación que resulta una peligrosa interferencia y/o filtro a la Corte Suprema de Justicia. Por otra parte, es un Poder Judicial abundante de vacantes y, por lo tanto, de subrogancias.

El juez de la Corte Suprema, Eugenio Raúl Zaffaroni, dijo horas atrás en San Miguel de Tucumán: "Lo que hace una cantidad grande de subrogantes es generar conflictos y problemas. Este juez, a mi juicio, no tiene la misma independencia que el titular; por lo menos, se encuentra en una situación más vulnerable. Y eso no es bueno para el funcionamiento del Poder Judicial".

Así, la organización institucional de la Argentina padece notables disfunciones que, objetivamente, benefician a los Kirchner y su proyecto hegemónico.

Por cierto que esa hegemonía es un proyecto, de realización sólo aparente porque los Kirchner siguen cargando, pese a su poder, con el rechazo de más del 70% de la opinión pública.

Pero la sociedad argentina rinde culto a las apariencias. Le fascinan mucho más que las substancias.

Gracias a ese otro capítulo de la realidad, el amplio repudio es impotente a la hora de provocar una administración diferente del Estado. El resultado es o la apatía o la pérdida de confianza en el sistema o una suerte de 'ilegitimidad moral' que invade a los gobernantes en su vínculo con los gobernados.

En cualquier caso, es muy grave, y los dirigentes (políticos, empresarios, sindicalistas y otras corporaciones) no advierten las consecuencias que eso provocará a la realización futura de un proyecto de Nación, tema obligado del famoso Bicentenario.

Porque, aún cuando los reconocimientos siempre sean individuales, una sociedad es una acción colectiva, que triunfa o fracasa como tal.

Haber perdido esos conceptos resultan graves percances a la hora de evaluar porqué es tan triste ese Bicentenario que llega. Pero mucho más grave es no iniciar algún mecanismo de reconstrucción.

Por eso resulta tan interesante, aunque de improbable ejecución inmediata, un pensamiento de Rodolfo Terragno, en el diario Clarín:

"No hay por qué buscar inspiración en historias ajenas. Para organizar la Argentina de esta centuria, basta con invocar el espíritu de los "pactos preexistentes": aquellos que, en el siglo XIX, permitieron instaurar la Nación. Se alcanzaron a despecho de enfrentamientos que hacían inverosímil la unidad. Entre 1828 y 1860 el país fue una hoguera; y algunos acuerdos -firmados cuando amainaba el fuego- parecían insuficientes para evitar que la Argentina se convirtiese en tierra baldía. Hubo, por lo tanto, epidemias de escepticismo. (...)

En mi opinión, la democracia requiere, además, "acuerdos mínimos" que no pueden limitarse a peronistas y radicales. La acogida que tuvo mi Plan 10/16 me hace creer en la viabilidad de tales acuerdos. Mi plan es "el qué y el cómo" de una estrategia tendiente al desarrollo económico y social. Como preludio, requiere un "pacto preexistente". Un Pacto Argentino, breve pero crucial. Los compromisos principales podrán ser estos:

1. Gobernabilidad. En lo sucesivo, la mayoría aceptará que el número no otorga derechos absolutos. La oposición, por su parte, se abstendrá de obstruir en forma maliciosa.

2. Rigor institucional. Se respetarán con celo la división de poderes y la independencia de la justicia. Los derechos y garantías constitucionales tendrán plena vigencia.

3. Estabilidad jurídica. El Estado argentino no modificará unilateralmente, bajo ninguna circunstancia, las relaciones contractuales.

4. Desarrollo productivo. Se premiará la inversión en actividades industriales y agropecuarias.

5. Superación de la miseria. El rescate de la población bajo la línea de indigencia o pobreza será prioridad N° 1 de la política social.

Eso bastará para inaugurar un período sin antecedentes en la historia contemporánea de la Argentina. Cuantas más cláusulas se agreguen, habrá más vaguedad en el texto o menos firmas al pie. El pacto debe ser lo más preciso y representativo posible. Se lo deberá rodear, por otra parte, de una solemnidad que haga difícil su incumplimiento.

Quizás el lugar de la firma debería ser San Nicolás, donde persiste la Casa del Acuerdo. O Santa Fe, aunque ya no esté el viejo Cabildo, sede de la Constituyente de 1853. O Tucumán, que mantiene la reconstruida Casa Histórica.

Esto probará así que el pacto -lejos de ser un trato electoral o una coincidencia fugaz- es la base de la reorganización nacional."

Pero la coyuntura va por otro camino. El centralismo de los Kirchner es peor que el que esbozaron sus predecesores. No es una casualidad que siga ausente la nueva Ley de Coparticipación Federal de Impuestos. Nación y provincias ni siquiera pueden acordar sin que todo vuele por los aires, el sistema y los porcentajes de distribución de los tributos.

Mucho menos parecen conseguir una organización política que contenga a la historia del territorio: la asociación voluntaria o federación de Estados o poderes regionales, que delegan algunas de sus atribuciones para constituir el Estado o poder central.

Los Kirchner consiguen cumplir algunas de las ambiciones más difíciles de Bernardino Rivadavia, padre de los unitarios, y otras de José Manuel de Rosas, el falso federal. Si fuese cierta la actualidad de la Teoría del Péndulo para la Argentina, también merece alguna preocupación lo que vendrá después de los Kirchner...

Aqui algunos fragmentos dominicales para compartir:

Carlos Abrehu en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán:

"La sumisión explícita al matrimonio presidencial ofrece una contrapartida: la garantía de financiación del estado provincial para 2010. José Alperovich respeta las reglas de juego del ultraverticalismo y aprieta los dientes. Los diputados oficialistas de Tucumán levantaron la mano por el proyecto de presupuesto 2010 y convalidaron el esquema centralista de distribución de recursos. Sólo la radical Norah Castaldo se opuso, y no se esperan vuelcos en el Senado que modifiquen las decisiones de fondo.

Alperovich retiró de su oferta política cualquier intento de discutir el esquema de coparticipación federal de impuestos. La crisis global es el argumento que usa habitualmente para no intentar el replanteo de un régimen que coloca a las provincias en una situación de aguda dependencia. Sucede que él integra la legión de mandatarios que prefiere mantener el actual estado de cosas, antes que desafiarlo.

El gobernador no se animó a anticipar el rechazo al adelanto de la hora, pese a que la opinión pública tucumana rechazaba la repetición de la experiencia del último verano. Aguardó, en efecto, que Cristina Fernández de Kirchner desistiera de la medida, ante la masiva resistencia de las provincias. Con la posición especulativa se abstuvo de irritar a la Presidenta.

Néstor Kirchner conserva bajo control un sinnúmero de recursos políticos, institucionales y presupuestarios que le permite disciplinar al grueso de los mandatarios.

Kirchner es como Rosas: unitario, diagnosticó Felipe Solá, cuando describió el proceder del ex presidente en la administración de la caja fiscal. Hay un sometimiento general, en especial de los argentinos con responsabilidades, a la idea de que tenemos que andar bien con una persona que, por gracia de Dios, nos envía los que nos corresponde, explicó el ex gobernador bonaerense, que acaudilla una porción del peronismo disidente.

Pero ningún cacique provincial siente revivir la sangre federal frente a la sujeción ejercida con mano de hierro por el ex presidente. Bajo la sombra de la discrecionalidad kirchnerista, algunos sacan más ventajas que otros. Alperovich procura estar siempre entre los primeros. Sin embargo, eso no garantiza que obras claves para Tucumán se concluyan aun dentro de los plazos previstos en forma oficial, como la nueva traza de la ruta 38.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, había fijado el 10 de diciembre de 2011, como fecha de habilitación de esa estratégica vía de comunicación, pero surgen dudas sobre su efectivo cumplimiento. La inversión estimada por la Nación ronda los $ 663 millones, pero desde 2004 sólo hubo desembolsos por $ 332 millones. Hasta el 3 de septiembre se había concretado el 53 % del futuro trazado. Y el ministro de Economía, Jorge Jiménez, reconoció hace poco que buena parte de las partidas no transferidas por la administración federal, estaban dirigidas a solventar la nueva traza de la 38. La incertidumbre persiste de cara a 2010. Ese sentimiento no impera entre los santacruceños, ya que fueron privilegiados en 2008 por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, tendencia que se consolidará en 2010.

La oposición denunció, durante el debate en Diputados, que las rutas y mejoras viales se dejan para adelante, y registran bajo nivel de ejecución. La maquinaria kirchnerista sigue su marcha en forma inexorable, aprovechando la mayoría propia y la colaboración de políticos de otras vertientes. (...)".


Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca:

"Agustín Rossi desnudó, horas atrás, en toda su dimensión, un escenario que se ha hecho carne en la política y en la sociedad, después del 28 de junio: el oficialismo se ha anotado tantas victorias como propuso hasta ahora y después de esa fecha, que marcó la peor derrota electoral de Néstor Kirchner en su larga carrera, y se las seguirá anotando.

Frente a una oposición que se divide a paso acelerado entre inoperantes, indolentes y unos cuantos traidores, el oficialismo planea persistir en sus éxitos con todo lo que llegue al Congreso desde la Casa Rosada, y promete seguir haciéndolo aun después del 10 de diciembre, cuando la suposición de que las mayorías cambiarán de manos y sólo con eso alcanza empieza a sonar a pura utopía o a exagerada expresión de deseos de los enemigos del santacruceño. (...)

Rossi, decididamente, no cree que, con el recambio de bancas el 10 de diciembre vayan a cambiar las cosas en el Parlamento. La dispersión que muestra la oposición y la escasa voluntad de algunos legisladores para seguir a sus jefes territoriales o caudillos provinciales, como los casos de Unión Pro y del radicalismo correntino, son, para él, una muestra de que aquella promesa de Felipe Solá de reunir una tropa de cerca de 50 diputados con el PJ disidente, lo que haría temblar a Kirchner de sólo imaginar que semejante calvario pueda ser posible, hoy apenas si tiene la categoría de chicana o de simple bravuconada. (...)

Resulta llamativo que el proyecto de presupuesto haya sido sancionado en Diputados sin tocar una sola coma al texto que llegó desde la Casa Rosada. Y que Kirchner mandó votar tal como estaba. Dentro de la ley, salieron enganchadas las prórrogas a los impuestos coparticipables, mediante las cuales algunas provincias van a recibir todavía menos de lo que recibían hasta ahora. O deberán esperar a mejores momentos para satisfacer el reclamo al poder central para recibir algo más del magro 30 por ciento que hoy perciben por el impuesto al cheque. Gobernadores que amenazaron, en su momento, plantarse contra el centralismo de los Kirchner, verdaderos unitarios, en vez del supuesto amplio federalismo que proclaman, como Binner, Schiaretti o Das Neves, sin olvidar a Rodríguez Saá, aceptaron ahora mansamente la sanción de la llamada ley de Leyes.

A cambio, el gobierno les ofreció un verdadero abrazo del oso, que los gobernadores aceptaron por impotencia, porque cuesta creer que sea por indolencia, como es la modificación a la ley de Responsabilidad Fiscal, que les abre un plazo de dos años durante los cuales podrán salir a tomar deuda para tapar los baches fiscales que les provoca el propio gobierno nacional, al enviarles o retacearles, según sean amigos o enemigos, los fondos que les corresponden por la coparticipación federal.

Resultan casi obvios los próximos pasos de Kirchner y su gobierno. El santacruceño ordenó enviar ahora mismo al Congreso, con la misma premisa de sancionarla antes del 10 de diciembre y sin cambiarle una línea al texto, la ley de Reforma Política. Que es otro instrumento, sea dicho para empezar, que reconoce, antes que ninguna supuesta buena intención del santacruceño, todo un entramado destinado a lograr que se quede con la candidatura presidencial del peronismo para 2011. En un rapto de sinceridad, el ministro Randazzo había desaconsejado en privado esa decisión. Demasiados odios y rencores han acumulado el gobierno y el matrimonio gobernante, en la sociedad y en instituciones como el Parlamento, por ese andar avasallador y sin mesura alguna ni, mucho menos autocrítica, después de la derrota del 28 de junio.

(...) No hubo caso. Kirchner montó en cólera esta semana y bramó delante del ministro para que el texto vaya ahora mismo, tal vez esta misma semana, al Parlamento. La oposición promete, como ha prometido tantas veces, en estos últimos meses, resistir en sus bancas.

El otro proyecto que el gobierno quiere convertir en ley, antes del 10 de diciembre, es el que impone un gravamen a la renta financiera. Dicen, los que conocen los malos humores del ex presidente, que se trata de una apuesta personal suya. "Que paguen los que se llenan los bolsillos en la timba de la Bolsa", aseguran que le escucharon despotricar contra ese sector de la vida económica y financiera del país al que siempre tuvo en la mira. No es sólo rencor hacia esos sectores. Hay en juego, a favor de las arcas del Estado, agobiado por la carencia de recursos fiscales para sostener el proyecto político del matrimonio gobernante a partir de 2011, unos tres mil millones de pesos, que ahora se pierden de recaudar (...)".


Eduardo van der Kooy en el diario Clarín:

"Ni uno de los 14 gobernadores peronistas se animó a alzar la voz. Sólo un puñado de diputados (13) de esas provincias votó en contra o faltó a la cita. Néstor y Cristina Kirchner se empezaron a garantizar con la aprobación del Presupuesto en Diputados un manejo discrecional de más de 88 mil millones de pesos para el año que viene. Aquella ley debe pasar todavía el tamiz del Senado. Pero los senadores se han acostumbrado durante esta transición a hacer mucho ruido y casi no romper nueces.

No se trata sólo de plata. Aquel episodio mostraría, de nuevo, cómo los Kirchner se ocupan de almacenar ahora todo el poder posible para cuando lleguen los tiempos de carencias. Esos tiempos deberían amanecer en diciembre, con el cambio de las mayorías parlamentarias.

El matrimonio presidencial se dio otro gusto. La ley de Presupuesto que recibió media sanción en Diputados no sufrió la modificación de una sola coma respecto de su texto original. Ningún proyecto, ni el de medios, había sorteado invicto esa instancia desde la derrota electoral del 28 de junio. El tránsito por las comisiones fue, otra vez, un trámite. Tampoco el kirchnerismo cumplió con lo que el jefe del bloque, Agustín Rossi, había prometido a la oposición en los días distendidos que sucedieron a la caída: el Presupuesto no contempla ninguna remesa para alguna política social que se aparte del clientelismo. (...)

El aumento del precio del gas en boca de pozo alcanzó para disciplinar a cuatro provincias. Santa Cruz, Neuquén, Chubut y Salta. Esas geografías le arrimaron en Diputados al Gobierno alrededor de 20 votos.

El santacruceño Daniel Peralta, pese a las fricciones, nunca tuvo autonomía con los Kirchner.

Jorge Sapag sigue siendo desde Neuquén un aliado casi incondicional.

Mario Das Neves se proclama antikirchnerista pero los legisladores de Chubut, en forma mayoritaria, votan con el Gobierno.

Urtubey es el más severo con el matrimonio. Aunque las necesidades económicas sumergen a veces a sus convicciones políticas. Apenas una legisladora salteña reprobó la ley de Presupuesto.

Hubo otros votos que tuvieron baja incidencia en el cómputo final pero elevada significación política. Fueron los de los legisladores de Unión-PRO, ya expulsados de esas filas, y de otra radical correntina ligada al gobernador Arturo Colombi. Kirchner le quita de esa forma las ropas al raquitismo opositor.

Los gobernadores, peronistas y opositores, habían advertido que el Presupuesto no progresaría en Diputados si el Gobierno no admitía una mayor coparticipación del impuesto al cheque. En la actualidad ronda el 15%. No hubo tal incremento y la prórroga de ese impuesto no se hizo por un año: se extendió hasta la finalización del mandato de Cristina. La única queja que pudo escucharse fue la del gobernador socialista de Sante Fe, Hermes Binner. Detrás de aquel silencio no habría indiferencia: sólo impotencia y bastante indignación. (...)

La oposición pareciera estar viviendo esta transición como un calvario. Falló en el intento de modificación de las retenciones al agro. Tuvo inarmonía en Diputados y en el Senado en las discusiones por la ley de medios. Tampoco acertó cuando pretendió tumbar el tarifazo del Gobierno para disminuir subsidios y atenuar su déficit.

No le será sencillo, aun con supuestas mayorías, definir una estrategia homogénea en el momento que disponga de superioridad frente al kirchnerismo. Hay demasiados proyectos enfilados hacia el 2011 (Julio Cobos, Mauricio Macri, Elisa Carrió, Felipe Solá, Eduardo Duhalde, Francisco De Narváez) porque presume -tal vez erróneamente- que el kirchnerismo se terminará cocinando solo en el caldo de la impopularidad. (...)".


Jesica Bossi y Damián Glanz en el diario Crítica de la Argentina:

"Mientras se negociaba la ley de medios en el Senado, el oficialismo repartió 11.500 millones de pesos en obras públicas que benefician especialmente a cinco provincias, tres las cuales fueron importantes –Chubut, Tierra del Fuego y Jujuy– para la sanción de la norma que finalmente sancionó la Cámara alta el sábado 10 a la madrugada.

Esos proyectos de infraestructura forman parte de una planilla anexa (denominada “Nº 2, del artículo 11”) que se adosó a último momento en el Presupuesto 2010, aprobado hace cuatro días por los diputados y que ahora debe ser tratado en el Senado. Ese “agregado” fue realizado después de que se firmara el dictamen de mayoría en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, y sin que los legisladores siquiera supieran el contenido millonario y su distribución.

Después de intensas negociaciones, hubo cinco gobernadores que lograron acaparar el 70 por ciento de las 286 obras plurianuales sumadas a contrarreloj. Ese grupo consiguió partidas a ejecutarse el año próximo por 1.300 millones, una cifra alta comparada con el resto de los proyectos que figuraban de antemano en la pauta presupuestaria. Ya existía un listado, que incluía 600 obras, por las que asignaban fondos para 2010 por 1.400 millones. En síntesis: la mitad de los recursos para ejecutar a corto plazo se definió al filo del día de la sesión, con el monitoreo de Olivos.

Después de intensas negociaciones, el más favorecido fue uno de los gobernadores más críticos a la Casa Rosada, el chubutense Mario Das Neves. Los legisladores que le responden dieron muestras de rebeldía y el propio mandatario fustigó el proyecto de modificación de la Ley de Radiodifusión y otras medidas impulsadas por el oficialismo. Das Neves logró que en la planilla anexa le asignaran nuevos proyectos por 1.966 millones de pesos, 600 millones de pesos más de los que fueron adjuntados para la populosa y conflictiva provincia de Buenos Aires.

Las obras que sumó el chubutense, el único peronista lanzado a la pelea presidencial de 2011, tienen alto potencial fotográfico de campaña: la agenda de infraestructura incluye muchos trabajos de cloacas, pavimentación de calles y caminos y servicios de agua potable. Los senadores Marcelo Guinle y Silvia Giusti votaron alineados con el Gobierno y los cinco diputados que le responden avalaron el paquete económico para 2011, a pesar de que durante el debate habían manifestado discrepancias.

Otra provincia premiada fue Tierra del Fuego, comandada por Fabiana Ríos. La mandataria del ARI quedó en el medio del fuego cruzado entre el espacio que lidera Elisa Carrió y sus necesidades financieras, que la acercan al Gobierno. Consiguió que le incorporaran 36 obras por 1.032 millones de pesos en el Presupuesto que no estaban previstas. Entre ellas, sumó 25 millones de pesos para adecuar un natatorio, una pista de atletismo, un campo deportivo y un gimnasio para los Juegos de la Araucanía 2011. Pero si quiere completar las obras, Ríos tendrá que hacer buena letra: pese a que el plazo de ejecución de los trabajos tiene un límite –noviembre de 2011–, en el Presupuesto figura que las obras se terminarán a partir de 2013. El resto del dinero estará destinado a obras de infraestructura habitacional, energética, hídrica, vial, penitenciara, cloacas y de potabilización de aguas. Sus legisladores, que en ambos cuerpos conformaron bloques propios, acompañaron los últimos proyectos K.

Jujuy también sacó una buena tajada del Presupuesto. Recibió a último momento 878 millones más, principalmente para programas viales. Y una parte menor, apenas 17 millones de pesos para ampliar y mejorar los hospitales de San Roque, El Talar, Humahuaca, San Pedro y Alto Comedero.

De esa provincia, gobernada por Walter Barrionuevo, un justicialista en sintonía con los deseos del matrimonio presidencial, surgió uno de los fantasmas que acechó al kirchnerismo durante el debate por la ley de medios: el senador Guillermo Jenefes, cuya familia es propietaria de un multimedios, había amenazado con dificultar el trámite parlamentario desde su rol estratégico de presidente de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión. Al final, no trabó el dictamen de mayoría y sólo se opuso a un artículo en la discusión en particular, a pesar de que había hecho 22 observaciones al texto. Por su actitud sinuosa, que dio pie a un extenso debate en comisión, la oposición del Senado lo acusó de haberlos ilusionado con la posibilidad de modificaciones a la ley que, finalmente no fueron aceptadas por el Gobierno.

La confección del listado de obras de infraestructura implica todos los años un tironeo feroz entre los gobernadores. Pero sólo en una oportunidad se había repetido el escenario que se vivió esta semana en la Cámara de Diputados. En el año 2002, en medio de la crisis política y económica, los legisladores negociaron hasta último momento una grilla de obras públicas que les permitió hacer múltiples promesas en sus distritos. Pero incluso en esa época, los diputados guardaron las formas y no alteraron el despacho de comisión antes de que llegara al recinto.

Las otras provincias beneficiadas son oficialistas: Buenos Aires, de Daniel Scioli, obtuvo fondos en obras por 1.300 millones de pesos y Entre Ríos, gobernada por Sergio Urribarri, por 316 millones. En el reparto final, también hubo margen para premiar la lealtad. (...)".


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