Hay una realidad viva que se está dando aquí y ahora "con" el otro

lunes, 10 de mayo de 2010

Por Octavio Fernández Mouján

Ampliar y proponer otra visión del psicoanálisis y de su técnica terapéutica no significa rechazar lo anterior, ni tampoco perder el respeto por lo que uno creyó e hizo. Simplemente, significa incorporar la experiencia. Y, cuando digo experiencia, no sólo me refiero a la trayectoria recorrida con maestros y colegas sino, muy especialmente, al encuentro con mis pacientes en un campo que nos une por igual y desde el cual anhelamos superarnos.


Es esa experiencia la que nos ayuda a evolucionar y cambiar. Con esto, no estoy negando la interpretación de la transferencia de la relación terapéutica, ni el resultado enriquecedor de la interacción de la información. Hablo de encuentro terapéutico y no de relación terapéutica. Me estoy refiriendo a algo distinto a la transferencia o a cualquier sistema de vínculo estructurado. No lo estoy negando; sólo digo que hay una realidad viva que se está dando aquí y ahora.

En el encuentro nada domina a nada, todo vale por igual: el negro y el blanco, lo bueno y lo malo, el pasado y el presente, lo uno y lo múltiple, lo sano y lo enfermo. Ese contexto es el encuentro donde "somos en y desde otro" (Heidegger) o también "reconocimiento con el otro" (Levinas).

¿Por qué creo que hay que repensar el psicoanálisis? Porque ha cambiado el concepto de realidad. Los nuevos paradigmas de la ciencia respecto de la física, que de mecánica se transformó en cuántica, nos dejaron sin fundamentos materiales observables. Lo mismo ocurrió con la filosofía, a partir de pensar sobre el ser y el existir.

Si no partimos de un nuevo concepto de realidad, vamos a fracasar y fallar en nuestras interpretaciones e intuiciones. Necesitamos incorporar en el análisis los nuevos elementos para poder pensar la realidad. Hoy, la teoría del caos nos ayuda a repensar nuestra práctica, pues es hija de los nuevos paradigmas generados por la física cuántica. El caos lleva implícito un orden que no está dado.

Con la aparición del existencialismo (Kierkegaard) y la filosofía del ser (Nietzsche, Heidegger y Levinas) el hombre deja de estar sujetado por un objeto, otro que lo constituye. Existimos y somos "con" y no "por". Consecuencia de esto, el deseo de alcanzar la verdad objetiva y la satisfacción libidinal son superadas ampliándose en el anhelo de ser más con los demás.

Estamos acostumbrados a llegar al conocimiento partiendo de los datos de la realidad que podemos percibir y pensar. Me parece importante proponer una forma de inteligencia que parta de la vida, como experiencia libre de todo prejuicio o determinismo. Es desde la experiencia comunitaria vivida desde la singularidad del ser que intuimos el acontecimiento creativo de una realidad en permanente transformación creativa. En otras palabras, una nueva inteligencia: la inteligencia solidaria.

Este giro está en consonancia con la famosa sentencia de Gastón Bachelard: "El mayor obstáculo para el conocimiento es el conocimiento previo". Por eso rescatamos la duda existencial, que nos libera de toda objetividad determinante propia de una relación y nos lleva a vivir un encuentro sin nada dado de antemano.

Hay un aquí y ahora que se está dando "con" el otro, además de un aquí y ahora como entonces, que se repite.

0 comentarios: