Los archivos recordarán siempre la moral del kirchnerismo en la política y los negocios

lunes, 10 de mayo de 2010

Por Osvaldo Pepe

Ciertos individuos trajeron de Grecia a Roma un testamento falso de Lucio Minucio Basilio, que era muy rico. Para conseguir más fácilmente la ratificación de su validez, nombraron coherederos a Marco Craso y a Quinto Hortensio, hombres de grandísima influencia en aquellos tiempos. Éstos sospecharon que el testamento era falso, pero, sabiendo que ellos no tenían culpa, no repudiaron la pequeña propina del delito ajeno. ¿Basta esto para que parezca que ellos no pecaron?. De Marco Tulio Cicerón, orador, político y filósofo latino, en su obra "Sobre los deberes". El relato corresponde a episodios aproximados al año 50 a.C.


Unos 2060 años después, la trama que investiga la Justicia sobre el presunto pago de coimas a las que eran "obligados" empresarios argentinos para acceder al mercado venezolano, además de la "valija" y la "embajada paralela", sacuden al kirchnerismo (ver: La ANSeS maneja $ 147.000 millones que nadie controla ). Sin embargo, en el poder no hay vocación por hablar.

Ni siquiera para repudiar "las propinas del delito ajeno". Cero mensaje, salvo el que se le escapó, Freud mediante, a Aníbal Fernández. En un reportaje con Marcelo Longobardi por C5N, para justificar la intermediación bajo sospecha, dijo: "A veces los trámites no son sencillos. Nadie entra por derecha..."

Ya en ocasión de la compra de Néstor Kirchner de US$ 2 millones en posesión de información calificada sobre los mercados, la propia Presidenta había dicho que "el drama de Kirchner quizá sea vivir en blanco en una Argentina acostumbrada a vivir en negro, en la trampa": una implícita añoranza por las finanzas clandestinas. Una presidenta, un ex presidente, un jefe de Gabinete.

Para una antología de la ética gubernamental. Se los perdió Marco Tulio Cicerón por unos dos mil anos, pero los archivos recordarán siempre la moral del kirchnerismo en la política y los negocios.

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