Por Ricardo Roa
No es fácil tener siempre argumentos a mano para defender al Gobierno. Si no que lo diga el ministro del Interior. Ayer Florencio Randazzo afirmó una cosa y la contraria al mismo tiempo. Sobre la inflación: "Hay empresarios irresponsables que aumentan los precios". Y sobre las paritarias: "Vamos a apelar a la responsabilidad que siempre han tenido los trabajadores y los empresarios" .
Por más empeño que los ministros pongan, decir lo que a los Kirchner mejor les viene es a menudo una misión imposible.
Randazzo debe negar la inflación y criticar a los empresarios por la suba de los precios y elogiarlos para que sean prudentes en las paritarias. Y todo eso después de que el propio Gobierno ya fijó una pauta salarial: el 23,5% que dio a los docentes.
La verdad es que la inflación es fuerte e inocultable. Que el Gobierno no tiene una política para enfrentarla, a menos que se crea que la intervención del INDEC lo es. Y que la pauta del 23,5% no será inocua. La respuesta del kirchnerismo a sus propias contradicciones es la de siempre: no asumir ninguna culpa y descalificar a los otros.
"No les demos bola a los que pronostican el Apocalipsis", canchereó Boudou. ¿Quién dijo que el país está ante un peligro semejante?
Lo que hay, además de la inflación, es un enorme agujero fiscal, un Fondo del Bicentenario en terapia intensiva y un canje de la deuda pinchado. Y un clima de incertidumbre que contamina todo y al que contribuye el Gobierno más que nadie.
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