Por Christian Sanz
Hace instantes, Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner desde El Calafate embistió nueva y duramente contra los medios de comunicación, especialmente los diarios Clarín y La Nación. En la misma alocución, se refirió, sin mencionarlo, a este periodista al decir "¿Se acuerdan que habían publicado que no era abogada? Hubo una denuncia penal por este tema y tuvieron que venir de la Universidad de La Plata para comprobar que sí lo era".
Evidentemente, la Presidenta hablaba de la denuncia presentada por quien escribe estas líneas en el año 2007 por “Usurpación de Títulos y Honores”, delito previsto en el Código Penal, en el art. 247 del Código Penal, y de Falsificación de Instrumento Público, tipificado por los arts. 292 y subs. del Código Penal, “del cual podrían resultar partícipes necesarios miembros del Rectorado o demás directivos de la Universidad Nacional de la Plata”.
Acto seguido, el juez Norberto Oyarbide (cuándo no), cajoneó el expediente sin dar a este cronista la posibilidad de presentarse como querellante.
La evidencia contra Cristina Kirchner en ese sentido es más que abrumadora, baste hacer un recorrido de algunos de los indicios más importantes.
Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, titular del Documento Nacional de Identidad Nº 10.433.615, con domicilio en la calle Alcorta Nº 321 de la Ciudad de Río Gallegos, no está inscripta en el colegio público de Abogados de la Capital Federal ni en ningún Colegio de Abogados del país. En Río Gallegos, si bien no existe Colegio de Abogados, debería haberse inscripto en el Tribunal Superior de Justicia, lo cual no ha hecho jamás.
Para despertar más sospechas, tampoco está inscripta como abogada responsablemente "autónoma" ni como "monotributista", por lo que jamás pudo haber facturado en la profesión.
En el mismo sentido, a pesar de la profunda búsqueda, este periodista no pudo encontrar a ningún compañero de graduación de la Presidenta y menos aún testimonio alguno que certificara sus años de estudio después del tercer año de "cursada". Sólo una poco confiable fuente (por su evidente oficialismo) de la Universidad de La Plata admitió que estaría inscripta en los libros de la misma como que se habría recibido en octubre de 1979, aunque no quiso facilitar documento alguno ni permitió que se consultaran los libros de actas de la facultad.
En tal contexto, llama la atención que en el curriculum vitae personal de la primera mandataria en vez de decir que "se recibió de abogada en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales", dice que "cursó estudios de abogacía en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales".
En sentido similar, en la página oficial de la Presidenta (http://www.cristina.com.ar/), en la sección "Biografía", hay una serie de diapositivas que muestran su cronología vivencial y profesional. Allí, puede verse el siguiente fotograma, con la leyenda que describe que Cristina "cursó estudios de abogacía en la Universidad Nacional de La Plata":
Acto seguido, la biografía de la primera mandataria salta al año 1985, donde dice: "obtuvo su primer cargo partidario", pero nunca habla de su graduación universitaria:
Nada se dice acerca de su ida de la ciudad de La Plata a mediados de los años 70 y menos aún que se haya recibido de abogada en algún momento.
Frente a semejante panorama, este cronista envió un pedido a la secretaría privada de Cristina para intentar aclarar de una buena vez el tema:
El fax jamás fue respondido, ni por Cristina ni por nadie de su séquito. Ni siquiera hubo un llamado telefónico para decir que no se daría respuesta oficial al tema, tal cual suele hacer el kirchnerismo en muchos otros escándalos en los que aparece rozado.
El único documento que pudo conseguirse referido a la titulación de Cristina Kirchner a lo largo de esta investigación, es la supuesta ficha de entrega del título, la cual aparece visiblemente adulterada.
La fecha de nacimiento está claramente escrita sobre otra anterior (19 de Febrero de 1953 es la fecha de nacimiento de CK pero abajo se ve borroneado un 10 de Agosto de 1989) y la matrícula, que es el DNI de la Primera mandataria, está tipeada sobre otro número matrícula, que también está claramente borroneada.
En sentido similar, una importante fuente consultada por este tema, relacionada al Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, confirmó que el título de Cristina Fernández posee debajo un número de documento diferente: "evidentemente esa ficha es de alguien más y la 'trucharon'. Si mirás bien, el número real es 8.164.080, creo que pertenece a una persona salteña que estudió en La Plata", aseguró el informante con convicción.
Hasta el momento de publicarse este artículo, el dato no pudo confirmarse con ninguna otra fuente, pero las dudas están a la vista.
El intento de obtener corroboración del título de Cristina por diversos medios ha sido una constante desde que este cronista comenzó a investigar a la primera mandataria. Los llamados a la Universidad Nacional de La Plata han sido cuantiosos y los intentos de verificación a través de la Secretaría de Políticas Universitarias dependiente del Ministerio de Educación de la Nación han sido infructuosos.
Como puede verse en el siguiente documento, el titular de esa oficina, Alberto Dibbens, ha negado a este periodista tener copia alguna de la constancia de titulación de la esposa del Presidente de la Nación:
Dicho documento fue enviado sólo después de la molesta insistencia en obtener una respuesta oficial y en estos momentos se investiga si es real que la Secretaría de Políticas Universitarias puede no tener registro de aquellos que se han graduado en alguna de las universidades de nuestro país. Si así fuera, sería insólito ¿Para qué sirve entonces dicha Secretaría?
Anteriormente, se intentó obtener una respuesta concluyente por parte de la Universidad Nacional de La Plata, pero sólo se ha obtenido más confusión, debido a las contradictorias declaraciones efectuadas por los diferentes empleados de esa casa de estudios. Tampoco fue posible, a pesar de los insistentes pedidos de este periodista, entrevistar a su rector, el arquitecto Gustavo Azpiazu.
Por caso, el jueves 4 de octubre de 2008, se llamó a la "privada" del rector y su secretaria sólo atinó a responder con gran nerviosismo que "el arquitecto no va a estar hasta el miércoles o jueves de la semana que viene". Cuando este periodista indagó por qué no estaría presente, la empleada aseguró extrañamente: "Eh... él está de viaje, en reuniones. Te recomiendo hablar con la parte de Prensa". Horas más tarde, se logró comprobar que el dato no era real. La pregunta entonces fue inevitable ¿Por qué Azpiazu se oculta de los medios?
Ante lo sucedido, quien escribe estas líneas se contactó con Prensa de la Universidad de La Plata. El primer llamado fue atendido por una empleada que jamás se identificó y que al comenzar el diálogo aseguró desconocer las "enmiendas" de la ficha de entrega de título de Cristina. Acto seguido, indagó con gran nerviosismo: "Eh.. eh... decime qué necesitas saber". Fue reiterado entonces el pedido de entrevistar a algún funcionario o empleado que pudiera aclarar el tema de la eventual titulación de la Presidenta, lo cual fue respondido con evasivas y la derivación de la charla con un tal Fabián.
Luego de esperar unos minutos, el empleado atendió y aseguró, respecto de la enmienda, que "en la época en que las fichas (de entrega de título) se hacían a mano, con una Olivetti, solía suceder que se equivocara el que hacía ese trabajo y hubiera que enmendar 'a mano'". Este periodista no se quedó atrás: "Pero ¿Cómo es posible que justo suceda este error en dos lugares tan sensibles como la fecha de nacimiento de Cristina y su número de documento?"
"No tengo idea, pero la foto que aparece en el documento es la de ella, ¡ojo!", finalizó Fabián, como justificando la validez de la ficha simplemente por la imagen aparecida en ella.
Días antes, un tal Martín Errecart -colaborador de Azpiazu en la misma casa de estudios- había hecho públicas sus dudas al asegurar a este periodista que "estaría bueno que se mostrara el analítico de Cristina... claro, si fuera cierto, je, je". La irónica risa del final de la charla era todo gesto de elocuencia.
Es increíble la facilidad que tiene Cristina Kirchner para deformar la realidad. Lo hace de tal manera que parece creer sus propias afirmaciones.
El cajoneo del expediente por usurpación de títulos y honores que pesaba en su contra, ha sido un flaco favor del juez Oyarbide, tal vez uno de los primeros grandes “gestos” que el magistrado ha mostrado para con el matrimonio Kirchner.
Lo que la Presidenta no sabe es que la misma causa judicial volverá a ser impulsada por este periodista cuando su poder político se haya diluido.
0 comentarios:
Publicar un comentario