Los Kirchner intentan reclutar a su tropa fatigada para encarar una nueva batalla

domingo, 7 de febrero de 2010

Por Eduardo van der Kooy

Presión a los gobernadores y estrategia para lograr la ratificación del DNU en el Senado para usar las reservas. Esos son las nuevas metas de los Kirchner. Jugadas discretas para cooptar senadores opositores. La compra de dólares que hizo el ex presidente es un lastre político.


Tres gobernadores peronistas debieron suspender sus vacaciones --dos de ellos en el exterior-- por el hostigamiento telefónico de Néstor Kirchner. Al jefe del bloque oficial de Diputados, Agustín Rossi, le ha quedado el consuelo de pasar algún fin de semana largo en su plácido refugio de Rosario.

Miguel Angel Pichetto, el jefe de los senadores kirchneristas, maldice el momento en que, concluídas las sesiones ordinarias, se ilusionó con una tregua hasta marzo y un descanso en las playas de San Antonio Oeste.

Los Kirchner intentan reclutar a su tropa fatigada para encarar una nueva batalla: conseguir la aprobación del DNU que firmó Cristina para acceder a la primera remesa (u$s 6500 millones) de las reservas del Banco Central.


El matrimonio pretende despabilar a las dos cámaras del Congreso pero se confomoraría con un resultado módico. Que aquel controvertido DNU sea ratificado sólo por una de ellas. No tendría de esa manera fuerza de ley pero tampoco podría ser rechazado. Un decreto mantiene vigencia con la convalidación de una sóla cámara; para considerarse rechazado requiere de la negativa de las dos. Así lo establece la norma que reglamenta los DNU.

Las mayores baterías políticas están depositadas por el kirchnerismo en el Senado. Diputados se ha convertido en tierra árida e inhóspita para el oficialismo. Rossi no ceja con la posibilidad de alguna hechicería, aunque alguno de sus primeros malabares no dieron los frutos esperados. Los ocho diputados socialistas resolvieron que van a rechazar el Fondo del Bicentenario. Es la misma posición que tendrá en el Senado Rubén Giustiniani.

El socialismo unió filas después de un debate que incluyó al propio Hermes Binner. El gobernador de Santa Fe había asomado ambiguo al opinar sobre el Fondo del Bicentenario. Eso le valió un cadenazo de Elisa Carrió.

Aquella ambivalencia, tal vez, tenga que ver con los rigores de la gestión: la administración santafesina, como la mayoría de las provincias, posee graves problemas financieros. Binner ha pedido auxilio a la Nación para que las clases puedan empezar en marzo. Los gremios docentes amenazan con una huelga.

La plata no terminaría de explicarlo todo. Los socialistas y el radicalismo vienen conversando, con dificultades, para intentar compartir un mismo espacio político en el 2011. Será imposible si algunos intendentes de la UCR del interior de Santa Fe insisten con algo: llevar en el próximo turno a gobernador un candidato propio, sin tramas con el PS.

Rossi sigue conversando en Diputados con los sectores de la izquierda. Pero esos sectores --Pino Solanas, Claudio Lozano, Martín Sabatella-- navegan un dilema: aceptar alguna propuesta afin a sus pensamientos o evitar pagar el precio público, pensando en el 2011, de un pacto con un Gobierno que no frena su descrédito frente a la sociedad.

¿Cuáles podrían ser aquellas propuestas? La reforma financiera que, antes o después, los Kirchner están dispuestos a lanzar. La modificación de la Carta Orgánica del Banco Central por la que viene bregando hace tiempo su flamente titular, Mercedes Marcó del Pont, y que ahora comparte el matrimonio.

Marcó del Pont continúa creyendo en la viabilidad de ese proyecto y señala que, de ninguna manera, atentaría contra la autonomía del Central. También expresa su extrañeza por las incertidumbres que dispararon su designación. Quizás la funcionaria no haya terminado de interpretar de modo cabal este presente: no puede haber objeciones contra ella, ni personales ni profesionales, pero no hay tampoco decisión que tomen los Kirchner que no quede impregnada por sospechas.

Marcó del Pont debería trazar, de arranque, límites políticos nítidos para que aquel clima lograra menguar. Mas con el precedente que vivió: los Kirchner no vacilaron en desencadenar una crisis político-institucional cuando Martín Redrado se opuso al uso de las reservas. La nueva titular del Central, además, mostró enseguida sus barajas: dijo que está en la línea del matrimonio.

Cualquier modificación a la Carta Orgánica deberá pasar el filtro del Congreso. Esa es una pelea futura. Primero está el DNU del Fondo del Bicentenario.

Kirchner ha convencido ya, al menos, a seis gobernadores peronistas y a tres que están colgados de sus faldas (Fabiana Ríos, Tierra del Fuego, Gerardo Zamora, Santiago del Estero y Ricardo Colombi, Corrientes) para que urjan a sus senadores a votar a favor de aquel DNU. Como sucedió con las retenciones a la soja, promete una nueva coparticipación con una tajada de las reservas. La distribución de la recaudación sojera se cumple con morosidad.

Hay otro núcleo de gobernadores peronistas que no eludirían la propuesta de los Kirchner, aunque bajo otras condiciones. Primero: reformular el DNU de marras para que se haga explícita la repartija a las provincias. Segundo: realizar una discusión integral sobre los fondos coparticipables en ámbitos ajenos al Congreso. ¿Cuáles?. Reflotar, tal vez, el CFI (Consejo Federal de Inversiones) que Kirchner ayudó a lapidar cuando llegó a la presidencia.

Se trata de una utopía: el ex presidente sabe que esa organización condicionó --cuando existió- a varios mandatarios, entre ellos Eduardo Duhalde. Sería regalarles una herramienta que se le podría volver en contra al matrimonio.

Kirchner le encargó a Colombi capturar la voluntad de Nito Artaza. El senador es de la UCR pero alcanzó su banca auspiciado por el gobernador. Dicen que el actor no parece dispuesto a transigir. También el ex presidente está a la caza de los votos del par de senadores del Frente Cívico y Social de Catamarca. Las penurias las soporta el gobernador: hace cinco meses que Brizuela del Moral recibe migajas de la coparticipación y debe hacer frente al pago de salarios estatales recurriendo a fondos de una empresa minera provincial.

Otro par de presas que persigue andan por La Pampa. Carlos Verna y María Higonet se acercaron a la oposición cuando estalló el conflicto por el Central y las reservas. Kirchner lo envió a Pichetto a negociar, pero el jefe de los senadores, hasta ahora, fracasó. Hubo también una mediación del ex senador y titular del PJ pampeano, Rubén Marín. Verna y Marín se desconfían, a veces con despecho, como aquellos novios que han sabido de alguna infedilidad.

Esos votos de los senadores de La Pampa serían clave para que el kirchnerismo pudiera torcer la balanza y convalidar el DNU del Bicentenario. Esa situación de apremio lo impulsó a Kirchner a tragarse algún sapo: bramó en Olivos cuando el senador José Pampuro defendió al Poder Judicial y desairó su hipótesis conspirativa. Pero el veterano médico peronista no podrá dejar de ser el segundo de Julio Cobos en el Senado, como propusieron algunos exaltados kirchneristas. El voto de Pampuro, ahora mismo, vale como el oro.

Esa delicada ingeniería le permitiría a los Kirchner evitar el albur de un posible desempate de Cobos. Aunque el vicepresidente, después de su consejo en la Bicameral a favor de la remoción de Redrado, ya no pareciera ser el que fue. Le estaría pesando el embate de los Kirchner y, sobre todo, el temor a que su figura se instale en el imaginario colectivo como un estorbo institucional.

Cobos había cuestionado el DNU contra Redrado y también el Fondo del Bicentenario. ¿Como entender su conducta? Estuvo la sombra del matrimonio pero también el debate que afloró en el radicalismo. Cobos retrocedió unos pasos en el acercamiento que había iniciado para convertirse en el candidato presidencial indiscutido del 2011.

Tampoco la discusión en la Coalición Cívica sonó como un coro de ángeles. Alfonso Prat Gay debió pelear para imponer el criterio de revisar toda la gestión de Redrado aunque avalar su resistencia a ceder las reservas. Tuvo siempre en sus espaldas la mano de Carrió. Se habría quedado con una espina: no haber solicitado la separación de Miguel Pesce, que cubrió el interinato hasta el arribo de Marcó del Pont.

La oposición, salvo la UCR, ha pedido a la Justicia que investigue la gestión de los directores del Central. Maneja una cifra: durante el 2009 el Banco le habría girado al Gobierno un monto equivalente al Fondo del Bicentenario. Es decir u$s 6500 millones sin necesidad de un DNU. La oposición, incluyendo a la UCR pero con la ausencia del PRO, también recurrió a la Justicia por otra razón: que indague la compra millonaria de dólares que hizo Kirchner en el 2008 destinados a una operación inmobiliaria.

Ese destape incomodó como pocas veces al Gobierno. El Gobierno se refugió para explicarlo en una legalidad que, tal vez, exista. El problema no sería sólo la legalidad: también la compostura y el sentido común. El diputado y banquero Carlos Heller, mas vecino al kirchnerismo que a la oposición, lo dijo con claridad: "No deben hacerse negocios privados desde el poder.", apuntó.

Una encuesta de un diario del interior (La Capital, de Rosario) reflejó el equívoco del matrimonio. Para el 86% de los que opinaron los argumentos oficiales no resultan convincentes. Habría incluso por detrás un conflicto mas profundo. Cualquier palabra de los Kirchner parece, desde hace mucho tiempo, irreconciliable con la fiabilidad.

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