Por Walter Schmidt
E n 1978 los franceses Pierre Accoce y Pierre Rentchnick publicaban un libro en el que revelaban los historiales clínicos de hombres que gobernaron en distintos países -Kennedy, Stalin, Roosvelt- y cuyas decisiones, por su importancia, influyeron en el curso de la humanidad.
“El poder, los hombres y sus enfermedades”, refleja la conexión entre complejas decisiones políticas y las afecciones que en esos momentos padecían quienes las tomaban.
La obstrucción de la arteria carótida derecha de Néstor Kirchner, si bien tuvo antecedentes inmediatos en sus antecesores Carlos Menem y Fernando de la Rúa, puso a las claras, mas allá de la enfermedad, quién ostenta el poder actualmente aunque se trate de un ex mandatario.
Pero esa percepción es alimentada, además, por los inconvenientes que encuentra la oposición -algo recurrente- en establecer consensos y alternativas. Cobos, Carrió, Macri, De Narváez, Binner, Duhalde, difícilmente puedan compartir una mesa de diálogo y, con sus cruces, terminan siendo funcionales al oficialismo.
Julio Cobos, quien hasta hace poco navegaba por aguas tranquilas, debió timonear una tormenta que inevitablemente dejó secuelas. Cerca del vicepresidente no encuentran explicación a la posición del radicalismo, que contribuyó a horadar la figura del mendocino.
“Si siguen con estas internas, tratando de promover otros candidatos, pero sin buscar posiciones comunes, consensos, las cosas van a ir mal”, deslizó un cobista incondicional. El mensaje, está claro, fue para dirigentes como Gerardo Morales, que ven a la UCR junto a la Coalición Cívica de Elisa Carrió en el 2011. Sin embargo, Cobos apunta, más que a Carrió, a una alianza con sectores socialistas desde el arranque, y con peronistas en una segunda etapa.
Tras la muerte del ex presidente Raúl Alfonsín, es evidente que el radicalismo se sumergió en un pantano del que, sin liderazgos, se le hace difícil emerger. Cobistas y críticos del vicepresidente admiten ese estado, pero no admiten que sólo un acuerdo que defina referentes y lineamientos políticos puede solucionar ese estado de orfandad.
Mientras Carlos Reutemann dejó atrás el silencio para criticar con dureza al matrimonio Kirchner y vincularlo como nunca a un estado de corrupciónn otros dirigentes parecen recuperar sus ambiciones presidenciales.
En el escritorio del despacho de Mauricio Macri descansan una serie de encuestas que reflejan una recuperación de su imagen positiva así como de la visión sobre su gestión. Esas muestras, que generan cierta satisfacción en el macrismo, muestran a “Pino” Solanas, Mauricio Macri y Gabriela Michetti, en ese orden, como los mejores posicionados en la Capital Federal. Algo impensado en plena turbulencia por los casos de Ciro James, primero, y la renuncia de Abel Posse, después.
Pero la encuesta que mas entusiasma al Jefe de gobierno porteño es la que lo ubica -siempre en la ciudad- primero en intención de voto para presidente, seguido de “Pino” Solanas y con Cobos en tercer lugar.
“Mauricio quiere ser candidato a presidente sí o sí”, susurra un funcionario porteño. Ese comentario se haría una realidad insoslayable, dicen, si Reutemann decide no ser candidato presidencial.
En ese esquema, los macristas tienen fundadas expectativas en una alianza con el peronismo, porque descreen que Duhalde “se juegue solo” y que los justicialistas se resignen a condicionar su suerte a la del matrimonio presidencial.
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