Los caminos se van estrechando sin remedio para los Kirchner

domingo, 21 de febrero de 2010

Por Eduardo van der Kooy

El Congreso se torna cada día mas adverso para el kirchnerismo. La pérdida de poder en el Senado sorprende. La oposición mantiene cohesión, aunque no puede superar sus internas. El matrimonio pierde capacidad de protección y de presión. La Justicia busca reacomodarse.

Néstor y Cristina Kirchner


Ese DNU podría ser apenas el reflejo de la realidad que se empieza a vislumbrar. La Cámara de Diputados es para el matrimonio presidencial una causa perdida: la oposición logró instalar como cuña una posible reforma al Consejo de la Magistratura. También propone reglamentar otra vez los DNU para que cobren validez sólo cuando sean aprobados por diputados y senadores. Esa oposición remeda a los antiguos conventillos: pero cualquier alboroto cesa cuando se trata de trazarle un límite a los Kirchner.

La inflación subterránea hace estragos y condiciona la jefatura de Hugo Moyano en la CGT. Los gremios están en vísperas de discutir salarios en las paritarias. El Gobierno fijó una pauta con el 23% que concedió a los docentes pero desató la queja a coro de los gobernadores: "Los salarios docentes lo pagan las provincias", rezongó un mandatario peronista. Aquel porcentaje no se condice en nada con los índices inflacionarios que propala el INDEC. Las arcas del Estado no tienen dinero para cumplir con las demandas de los piqueteros: aunque Luis D'Elia moderó el tono, sus palabras asisten la preocupación en el poder.

La resistencia del senador pampeano Carlos Verna y de la senadora Marta Higonet para acompañar el DNU de Cristina pareciera tener un efecto multiplicador. Habría por lo menos tres senadores kirchneristas que empezarían a comulgar con la idea de convertir ese decreto en un proyecto de ley. Sería el certificado de la derrota para los Kirchner.

"Nosotros acompañamos siempre como niños obedientes. Y Verna se convertirá ahora en héroe político ayudando a tumbar el DNU. No puede ser", bramó un senador oficialista. El Senado para los Kirchner empieza a tener también la silueta de un futuro opaco. El bloque de senadores tomó una decisión: dará quórum esta semana en la sesión preparatoria de la Cámara, que distribuirá las porciones de poder.

El kirchnerismo corre riesgo concreto de tener que pasar de nuevo el trago amargo que sufrió en diciembre en Diputados. La oposición pretende apoderarse de la mayoría de las comisiones del Senado (13 sobre 25), aunque le dejaría al oficialismo la titularidad de aquellas consideradas clave para la gobernabilidad. Con excepción, tal vez, de una: la de Inteligencia (bicameral), que fiscaliza las actividades y los fondos del area. Hace años que esa comisión dominada por el kirchnerismo no se reúne. Otra desgracia sobrevuela a los Kirchner.

Aquella decisión del bloque kirchnerista desagradó al ex presidente. Piensa utilizar el fin de semana para torcer el rumbo. Pero las primeras consultas que hizo con Miguel Pichetto, el jefe de los senadores, no resultaron halagueñas. "Los muchachos no quieren que pase lo de Diputados. El costo público fue muy alto", explicó Pichetto. Kirchner no cree que esté dicha la última palabra.

La oposición parece dispuesta a que la conformación de cada comisión sea resuelta por el voto de la Cámara. Las flaquezas y los errores oficiales, de todo orden, han envalentonado a esa oposición. Tanto que algunos pretenderían progresar mas de lo que la situación aconsejaría: el salteño Juan Carlos Romero aspiraría a reemplazar a José Pampuro en la vicepresidencia del Senado. Es el primer escalón después de Julio Cobos y forma parte de la línea sucesoria presidencial.

Adolfo Rodríguez Saá y Carlos Reutemann tomaron distancia de Romero. Su ambición resultó esterilizada también por los radicales y la Coalición de Elisa Carrió. "Hay que dominar la situación pero no hacer locuras", instruyó la mujer. Carrió disuadió a opositores que, en su momento, quisieron hacer lo mismo con Eduardo Fellner en la presidencia de Diputados. Aquel inviable desplazamiento de Pampuro sería, a juicio de la dirigente, una pésima jugada.

¿Por qué razón?. Por empezar, reiteraría una lógica que anticipó el último desastre político en la Argentina. Después de la derrota en las elecciones legislativas del 2001, Fernando de la Rúa perdió la vicepresidencia del Senado a manos del peronismo. Ramón Puerta se entronizó con el voto también de Cristina, por entonces senadora. Carrió presumiría además que aquel desplazamiento abonaría los fantasías golpistas que suelen brotar de los labios de la Presidenta y su marido.

Ese relato sigue rigiendo los discursos kirchneristas. Ese mismo relato pareciera mofarse de la historia oscura y trágica de los argentinos. ¿Podría descubrirse alguna maña golpista en un asado público que Cobos compartió con los jefes radicales?. Vale la discusión sobre el papel ambivalente, institucional y político, que cumple el vicepresidente. Pero todas las asonadas en el país tuvieron como prólogo maquinaciones sofisticadas y perversas. Con desenlaces de represión, violencia y muerte.

Cobos está ahora mismo en la mira de todos. La hostilidad ultrakirchnerista continúa: la diputada Diana Conti impulsa un proyecto para limitar las facultades del vicepresidente. Un verdadero disparate. Carrió parecería convencida de la necesidad de aislar al ex mandatario de Mendoza. De allí la embestida de la semana pasada. ¿Aislarlo para qué?. Para que la oposición no quede enrededa en las excusas que esgrimen los Kirchner para apuntalar denuncias sobre desestabilización. La líder de la Coalición teme que los Kirchner recurran a cualquier cosa cuando, a partir de marzo, observen que los caminos parlamentarios, como los de la Justicia, se van estrechando sin remedio.

Cobos también desvela a los radicales. Parece el precandidato presidencial cantado aunque algunas conductas suyas provocan desconcierto. Nadie olvida en el partido de Alem su salto al kirchnerismo y su regreso. Tampoco olvidan cuestiones frescas: cuando desoyó los consejos para votar en la Bicameral en contra de la remoción de Martín Redrado del Central. Lo hizo, al final, como lo deseaban los Kirchner.

Lo que ha quedado claro después de la refriega es que Cobos y Carrió serán presidenciables por cuerdas separadas y que el radicalismo, por esa misma conclusión, sufrirá hasta el 2011 una marea de tensiones. Las hay entre aquel par de postulantes y mas aún: sectores de la UCR pretenderían levantarle como rival a Cobos, para las internas abiertas, al diputado Ricardo Alfonsín. Es por ahora un proyecto lábil.

Un interrogante que circunda a Carrió radica en los ladrillos con que podrá contar para edificar su fuerza. Los radicales reniegan de ella cada vez que la diputada levanta polvareda. La relación con el socialismo está fría. Se ha escuchado a Carrió decir con salero: "Yo soy radical, pero tengo instinto peronista". Habla mucho con Felipe Solá, tiene un viejo vínculo con Reutemann y hasta se atreve a elogiar a algún kirchnerista.

La oposición viene produciendo hasta ahora un milagro. La pelea entre Carrió y Cobos pareciera no dañar la unidad de acción en el Congreso. Aunque aquel milagro bien se le podría achacar al encono que supieron sembrar los Kirchner.

Fuera de ese Congreso suceden cosas: después de mucho tiempo el kirchnerismo fue doblegado en una votación en el Consejo de la Magistratura. Antiguos aliados se sumaron, esta vez, a la oposición. El juez Norberto Oyarbide deberá declarar ante ese Consejo por su actuación en la causa sobre el tráfico de remedios que tiene entre rejas al sindicalista Juan José Zanola. Aquel magistrado creía poseer resguardo político después de haber sobreseído a los Kirchner en el supuesto enriquecimiento ilícito. El desengaño no sería buena señal en esta hora para el mundo judicial: el matrimonio guarda la esperanza que dos jueces de la Sala IV de la Cámara en lo Contencioso Administrativo destraben el uso de las reservas del Central antes de que el Congreso se expida sobre el DNU del Bicentenario. Si eso ocurre, se apropiarán del dinero.

El retroceso simultáneo de los Kirchner en el Congreso y en la Justicia constituyen golpes difíciles de absorber. El matrimonio ha perdido hace rato el favor social y advierte también como se le desgaja el PJ. Frente a la adversidad no demuestran ningún reflejo que permita atisbar una recuperación. Cristina manfiesta extrema pobreza política cuando cada día circuncribe la realidad a su puja con los medios de comunicación. Kirchner desespera por la plata del Bicentenario y maldice haberlo escuchado a Amado Boudou. Quiere despedir al ministro de Economía pero la Presidenta resiste. Boudou intuye el desenlace y se ocupa solamente de planear su futuro.

Las extorsiones políticas del matrimonio rinden cada vez menos frutos. La senadora liberal correntina, Josefina Meabe, comunicó que votará en contra del DNU del Fondo del Bicentenario. Otra muestra de cómo se va escurriendo el poder. Los Kirchner deben ejercerlo todavía dos años. ¿Cómo harán si no detienen el derrame?. Es ése el enigma ante el que se estrellarían ahora todas las respuestas. tropiezan a cada paso con una mala novedad. Conocían el inseguro equilibrio en el Senado, donde pretenden convalidar el DNU que les permita hacer uso de las reservas del Banco Central. Se enteraron la semana pasada de un estado deliberativo de un grupo de senadores kirchneristas que amagan con gestos de independencia. El trámite de aquel controvertido DNU se torna cada día para ellos mas incierto y amenazador.

0 comentarios: