Conflictos de Poderes

miércoles, 24 de febrero de 2010

El análisis político y económico de los doctores Vicente Massot y Agustín Monteverde


En las postrimerías del año pasado, cuando se imponía hacer, respecto del mismo, una suerte de resumen y compendio en cifra y, al mismo tiempo, imaginar cuáles serían las principales fuerzas en pugna durante el 2010, dijimos que lo que caracterizaría al año entrante serían los distintos conflictos de poderes que ya se recortaban en el horizonte. Si para muestra valiese un botón, he aquí lo que sucederá en el curso de esta semana y, seguramente, en las próximas.


Los jueces que conforman la Sala IV de la Cámara en lo Contencioso AdministrativoJorge Morán, Sergio Fernández y Luís Márquez— están en condiciones de resolver si conceden o no el recurso extraordinario que presentó el gobierno contra uno de los dos fallos que, en su oportunidad, suspendió el DNU del Fondo del Bicentenario.

Los citados camaristas, a pesar de las objeciones que se le han hecho por sus presuntas simpatías con el kirchnerismo y de ser recusados por la oposición, decidirán si corresponde que la Corte Suprema de Justicia de la Nación se haga cargo de la cuestión.

Ahora bien, cuanto disponga la Cámara puede tener para la administración que preside Cristina Fernández un sabor amargo o representar un resonante triunfo táctico. Si el recurso saliese con efecto suspensivo, el Poder Ejecutivo podría transferir a una cuenta especial para su utilización los U$ 6500 MM que están en danza. La razón resulta sencilla: en tanto la Corte estudia el caso, la prohibición de tocar el dinero, dispuesta antes por otro juzgado, cesaría.

Claro que también cabe la posibilidad contraria. Vale decir, que la mencionada Sala avale el recurso a la Corte aunque dejando vigente los efectos del fallo de primera instancia. Lo primero supondría un enorme respiro para el kirchnerismo. Lo segundo un nuevo dolor de cabeza.

Pero aun si el oficialismo, como sospecha buena parte del arco opositor, resultara beneficiado por Morán, Fernández y Márquez, habrá que ver cómo actúa en definitiva. Es que hay otra causa, paralela, que en su momento iniciaron Felipe Solá, Graciela Camaño  y Alfredo Atanasof . En primera instancia, a similitud de la que fogonearon Federico Pinedo y Gerardo Morales, la jueza María José Sarmiento suspendió el DNU de la discordia.

El gobierno apeló y la causa se halla ahora en manos de la Sala I de la Cámara en lo Contenciosa Administrativo integrada por Néstor Buján, Pedro Coviello y Clara Do Pico.

Como salta a la vista, aun cuando la Sala IV se inclinase por anular el recurso con efecto suspensivo, el gobierno no podría avanzar sobre los U$ 6500 MM en razón de que siempre quedaría en pié la otra medida cautelar. Eso en teoría.

La práctica podría ser bien distinta pues no sería de extrañar que Néstor Kirchner resolviese redoblar la apuesta y se abroquelase en la primera resolución que le fuese favorable.

Con todo, el santacruceño y su mujer no ignoran hasta dónde ha cambiado la relación de fuerzas en el Congreso y temen, con razón, que la Cámara de Diputados salga al cruce de una eventual resolución judicial, con una sesión de emergencia para rechazar el Fondo del Bicentenario.

Si, efectivamente, el arco opositor contase con los 130 votos que dice tener, se produciría una singular colisión de poderes porque podría torpedear un DNU, eventualmente avalado por la Sala IV. Además, si el Ministerio de Economía pudiese disponer inmediatamente de los recursos en juego, el voto de los diputados podría resultar abstracto.

A todo esto es conveniente no perder de vista una nueva estrategia oficialista que comenzó a circular el último fin de semana y de la cual el diario La Nación se hizo eco en la primera pagina de su edición dominical. Consistiría en lo siguiente: para evitar el escándalo de pasar por encima de una medida cautelar vigente y para compensar lo que sería una derrota en el Paramento, el kirchnerismo halló una caja alternativa a la cual echar mano: las utilidades que el Banco Central obtuvo en el 2009, equivalentes a los U$ 6569 MM del Fondo del Bicentenario.

Contrariamente a lo que ha sucedido con éste, sujeto a los cuestionamientos judiciales con que ha tropezado y a las airadas protestas de la oposición parlamentaria, que bien podría dejarlo sin efecto, el uso de las ganancias del BCRA depende, pura y exclusivamente, de las autoridades de esa institución financiera. Cualquiera puede adivinar cuál sería la respuesta de la Marcó del Pont en el caso de que se le hiciese el pedido correspondiente.

Si sólo estuviese en juego una determinada cantidad de dinero, es posible que los Kirchner se conformasen con esta última estrategia, que no conlleva riesgos de ninguna índole. Pero, con la importancia fundamental que revisten los fondos disputados, la pelea por el DNU del Bicentenario no es una cuestión menor.

Para el santacruceño no es indistinto ganar o perder esa batalla y es por ello que, aún con la existencia de una caja alternativa, insiste en dar pelea en las dos cámaras del Congreso Nacional donde sus chances de salir airoso no parecen ser demasiado grandes pero donde aún la última palabra no ha sido dicha.

Parece fuera de duda que, en punto a la conformación de las comisiones, el oficialismo ya ha bajado los brazos y considera que es una causa perdida la de tratar de mantener unas mayorías de las cuales carece. El arco opositor, con la presencia activa entre sus filas de los dos senadores pampeanos, se apresta a inflingirle al Frente para la Victoria una derrota similar a la que le propinó hace más de un mes en la cámara baja.

En cambio, todavía no se puede asegurar que los 37 votos de la oposición que se han comprometido a sufragar en conjunto y hacerse del control de las comisiones, adopten igual criterio cuando se trate el tema del DNU del Bicentenario. Hay, al menos, un senador correntino que podría pasarse a las filas de Pichetto y abrir un compás de espera.

En los próximos 7 días quedará al descubierto, quizá como nunca antes, la colisión de poderes a la que hacíamos referencia antes. Si repasamos rápidamente el panorama, llegaremos a la conclusión de que, en una semana, dos cámaras pueden resolver distinto acerca de un mismo tema; el gobierno puede desconocer, si no le conviene, la existencia de una medida cautelar; la Cámara de Diputados puede bloquear el DNU del Bicentenario y el gobierno puede haber utilizado la plata antes; el Poder Ejecutivo puede dar comienzo a la política de vetar cuanto resuelva el Congreso en contraposición a su política, y la Corte puede tomar cartas en el asunto acelerando o dilatando el tratamiento del DNU del Bicentenario.

Esto sin contar con la eventualidad de que, en unas de ésas, Julio Cobos deba desempatar nuevamente en el Senado.

Hasta la próxima semana.

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