Por Ignacio Fidanza
Francisco de Narváez medita por estas horas abandonar la carrera por el premio mayor del 2011, ante las pésimas señales que recibe de una Corte Suprema muy poco dispuesta a permitir que un extranjero compita por la Presidencia.
El lunes pasado, en un encuentro reservado que mantuvo con los dirigentes más importantes de su estructura política, De Narváez afirmó que había reorientado (una vez más) sus prioridades y ahora el foco estaba puesto en competir por la gobernación de Buenos Aires.
Días después su mano derecha, el diputado Gustavo Ferrari lo dijo en declaraciones a la prensa que curiosamente no tuvieron el impacto esperado. "La provincia es la principal opción", afirmó. No se trata de una frase al pasar. Ferrari es quien está a cargo de la estrategia judicial para lograr la habilitación de su jefe, y es el encargado “militar” el fallo ante la Corte Suprema.
Jueces como Ricardo Lorenzetti y Eugenio Raúl Zaffaroni no ocultan su sorpresa ante el planteo que insinúa el empresario. “La Constitución en este punto es clarísima dice textualmente que un extranjero no puede ser candidato”, comentan en estos despachos.
Incluso la enrevesada apelación que estudian los asesores legales de Francisco de Narváez como el abogado Alejandro Carrió de apelar a tratados internacionales para impugnar la cláusula constitucional, no despierta entusiasmo en la Corte. “La jurisprudencia de la Corte sigue hace más de cien años a Cortes como la de Estados Unidos y otros países centrales donde está absolutamente vedado a un extranjero ser candidato a presidente”, señalan en despachos importantes del máximo tribunal.
Zaffaroni incluso no descarta que si finalmente De Narváez presenta su pedido de “certeza” para que la Corte le diga si puede o no ser candidato a Presidente, se lo rechace de plano por “abstracto”. Es que el máximo tribunal suele intervenir en causas concretas, esto es cuando hay un conflicto entre partes, como sería si el empresario se presenta a Presidente y alguien lo impugna. No antes.
Incluso, podría ocurrir que sencillamente el máximo tribunal no trate su caso si finalmente lo presenta, hasta después de las elecciones, como hizo con las impugnaciones a las testimoniales. Es sabido que esta Corte es especialmente recelosa de meterse en las refriegas políticas y su estrategia suele ser darle largas a los temas de este tipo, hasta que se diriman en la realidad.
Es verdad que hay un antecedente, el juez Carlos Fayt presentó una “acción declarativa de certeza” para que se le informe si el límite de edad para ejercer el cargo de juez de la Suprema Corte que fijó la reforma constitucional de 1994 se le aplicaba, ya que él había sido designado previamente. Fayt logró que se trate su caso y obtuvo un fallo favorable para seguir en el cargo, pese a haber superado el límite fijado. Pero claro, Fayt no es De Narváez.
Lo curioso es que la gente del diputado sostiene que De Narvaez se entusiasmó con la presentación –a pesar de los reparos de varios de sus asesores, incluido Ferrari-, luego de un diálogo que tuvo un enviado suyo con Fayt, en el que el magistrado habría afirmado que le veía “posibilidades” a la presentación del empresario.
La difícil relación con Duhalde y el estigma de la gobernación
Como sea, si finalmente el empresario se define por disputar la gobernación, al menos uno de sus asesores más escuchados, considera que sería un grave error político. “Francisco no tiene ni de cerca mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados de la Provincia, tampoco maneja el PJ y mucho menos los intendentes. Encima la provincia no funciona sin el auxilio económico de la Nación ¿Cuánto va a pasar hasta que pierda todo su capital político si llega a ganar la gobernación?”, se preguntó este asesor.
“Macri ya tiene en duda su reelección en la Ciudad, hoy según la mayoría de las encuestas ganaría Pino Solanas, y este distrito es cien veces menos conflictivo que la provincia. Creo que en un año, año y medio de gobernador, Francisco consume todo su capital político. Gobernar no es poca cosa”, agregó el experimentado operador, que arriesgó una jugada: “lo mejor que le puede pasar es presentarse a Presidente y que lo impugnen, quedaría como el gran proscripto, como una víctima del sistema político desprestigiado”.
Por supuesto que se trata de una apuesta a suma cero para una persona que parece mas interesada en el poder que en las ideas. Como sea, mientras crece la sensación de que competirá por la provincia de Buenos Aires, en el campamento de Duhalde se frotan las manos.
Es que De Narváez necesitará un candidato a Presidente y allí las opciones se achican. Salvo que se presente Reutemann, deberá optar por Macri o Duhalde. La relación personal con el jefe de Gobierno está rota. Compiten por las conquistas, los negocios y la política. Pueden terminar juntos, pero cada día que pasa es más difícil.
El problema con Duhalde es que mide mal y como Kirchner arrastra hacia abajo a los que aparecen cerca suyo. Por eso cuando el viernes el ex presidente deslizó la posibilidad de un acuerdo, cerca de De Narváez se apresuraron a cruzarlo. Pura especulación electoralista, lo que significa que se trata de un argumento tremendamente significativo para un proyecto político como el de De Narváez, sostenido básicamente por su “buena imagen”.
Como sea, Duhalde espera y se prepara para una negociación. Cerca suyo ya tienen una candidata a vicegobernadora: la diputada nacional Graciela Camaño. También exigirá lugares en la lista de diputados nacionales y legisladores provinciales. Y se guarda una carta para el caso de que se produzca una confluencia nacional y los números no le den: podría presentarse como candidato a senador nacional para ocupar la banca que deja su mujer “Chiche” Duhalde.
Se verá, falta mucho y poco. Reutemann es una incógnita, De Narváez tiene que terminar de definir lo que insinúa, hay que ver como termina Macri con su problema de las escuchas y si finalmente Felipe Solá se presenta y con que aliados.
Si todo ese entramado de vanidades fuertes se articula con otros sectores como el que conducen Juan Carlos Romero y los Rodríguez Saá, el peronismo opositor tendrá una chance. Sino, acaso los más beneficiados no sean los Kirchner, sino los radicales que podrían asomarse al milagro de una nueva oportunidad de ser gobierno.
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