Pecado para la liturgia Kirchner

viernes, 30 de abril de 2010

Por Miguel Angel Rouco *


El modelo va en busca de un ajuste por desgaste de sus variables y ese ajuste termina en la devaluación. No es cierto que la inflación es un mecanismo de ajuste como sostienen los ideólogos y beneficiarios del modelo.

La inflación es un síntoma de la crisis, es un síntoma de lo mal que se administró el país y es la antesala de la devaluación. Todos los agentes económicos, incluido el gobierno, saben que el final es inexorable. A menos que el gobierno encare un proceso de corrección de todas las variables, empezando por una baja del gasto público. Pecado para la liturgia Kirchner.

Lejos de esta opción, los Kirchner abonan el terreno para la devaluación. Hacen todos los esfuerzos para que ello ocurra, imitando la traumática experiencia de su compañero Eduardo Duhalde en 2002.

Es que están convencidos que con la devaluación se van a solucionar todos los problemas. Están convencidos que la devaluación es la que motorizó el crecimiento económico de los años anteriores y una vez más apuestan a ella. Lo que motorizó el crecimiento fue el monumental ingreso de divisas que produjo el campo por la venta de commodities a precios astronómicos.

¿Si la devaluación fuera tan buena, por qué razón no devalúa el resto de los países y fin de los problemas? La devaluación es el inicio de los problemas. De allí que industriales, agro y financistas hayan retirado de sus discursos los pedidos de devaluación y cambian esas demandas bajo formas más sutiles como "los aumentos salariales provocan pérdida de competitividad".

Prefieren enmascararse en una demanda corporativa, golpeando sobre los sectores de ingresos fijos. No se animan a exigir que el gobierno baje el gasto para que disminuyan los impuestos y hacer la economía más competitiva. Cinismo. Esta combinación de elementos altamente combustibles -ignorancia, tozudez y mediocridad-, va a terminar explotando en los sueños de millones de argentinos.

Los Kirchner tienen en claro que llevar adelante una devaluación conspira contra su proyecto político. De allí que demoran el mecanismo de la detonación, agotando todos los escenarios previos.

Primero expanden el gasto público de manera insostenible a un ritmo del 40 por ciento anual, luego disponen de los recursos ajenos, vaciando la ANSES y el PAMI y someten a los ancianos a pagar el costo de sus delirantes proyectos políticos.

Más tarde, vacían el Banco Central dejando a la entidad con patrimonio neto negativo, plagado de documentos incobrables, y por último imprimen billetes a una velocidad supersónica, dejando a la población con millones de papelitos de colores sin valor en sus bolsillos y disparando un nuevo proceso inflacionario.

¿Cómo es posible que Moyano se quede callado cuando Kirchner le espeta en la cara que bajó la pobreza? ¿Acaso con inflación no hay más pobreza? ¿Miedo o traición de la corporación sindical? Como le gusta decir a Néstor Kirchner: "miente, miente que algo quedará". ¿De dónde habrá sacado esa frase el santacruceño? Con el gasto público creciendo por encima del PBI nominal, y con una inversión que no alcanza a la reposición del capital, el gobierno se está comiendo la estructura del país, pública y privada.

En términos más llanos, ¡el gobierno vacía la casa para seguir de fiesta, ya liquidó los electrodomésticos y ahora va por los muebles! Es la fiesta de las corporaciones, el mismo aparato estatal, los sectores paraestatales -piqueteros y otros grupos adictos-, empresas quebradas -papeleras y aerolíneas-, y las "patrias sindicales, financieras y contratistas".

Una fiesta que más tarde será pagada por la población con más inflación y luego el abismo devaluatorio. ¿Fascismo químicamente puro? Todo bajo un manto de sospecha: fondos a obras sociales que no rinden cuenta, canje de bonos con información privilegiada para unos pocos, concesiones de obra pública sin control ni licitaciones.

En Marzo, el déficit financiero trepó a 1.200 millones de pesos, merced a que la administración Kirchner le robó a los jubilados y a los trabajadores unos 1.900 millones de pesos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), con lo cual el déficit real orilló los 3.100 millones de pesos. A este ritmo, el desequilibrio fiscal para 2010 se elevará a unos 10.000 millones de dólares. ¿Quién pagará la cuenta? Una vez más, la defraudación y la mentira es la espada del modelo.

Cuando el gobierno confiscó los ahorros previsionales de millones de trabajadores lo hizo bajo la excusa de que el FGS era intocable y que la ANSES no iba a invertir en títulos públicos como lo habían hecho las AFJP. Mentira y fraude, el FGS se transfiere al Tesoro para financiar el modelo fascista y hoy la ANSES posee 2/3 de su cartera de inversiones en títulos públicos cuando las AFJP manejaban sólo la mitad.

Pero el modelo devaluatorio conlleva el default y cuando esto ocurra el FGS se va a licuar dejando a millones de personas con un sistema previsional quebrado y millones de juicios que terminaran en otro BOCON. "Es el modelo, estúpido"!

(*) Agencia DYN

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