“Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño”

sábado, 24 de abril de 2010

Por Jorge Fontevecchia

Las Madres son un buen ejemplo de uno de los métodos kirchnerizantes: el de corromper. Tras ser uno de los más sublimes ejemplos de lucha frente a la injusticia de la historia de nuestra patria, las Madres de Plaza de Mayo como emblema corren el riesgo de quedar rebajadas al lugar de una fracción partidaria. Y encima una fracción de choque, por la contundencia de sus formas de acción.


Como un seductor compulsivo, Kirchner identifica la debilidad, necesidad o deseo de quien aspira a conquistar, se lo cumple y a cambio lo coloniza.

El precio que se cobra es incalculable: será el del ostracismo civil cuando Kirchner deje de gobernar. Pero es imperceptible en el corto plazo para el cooptado, quien, además, se ilusiona con la continuidad del proyecto.

A las almas nobles las corrompe ejecutando algunos de sus deseos: castigo a los ex represores, ataque a la posición dominante de Clarín, jerarquización de la Corte Suprema o una economía que se declame más progresista. Kirchner usa las mejores banderas ocultando segundas intenciones.

A las almas normales, como también a la parte menos noble de las almas nobles, las seduce con privilegios personales que no únicamente ni necesariamente tienen que ser materiales pero sí pueden ser cuantificados como ventajas.
 
No me estoy refiriendo a quienes tienen claro que se someten temporalmente a la caja del Gobierno –como dice el proverbio: “Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño”–, sino a personas que para talibanizarse y pasar a defender casi acríticamente al Gobierno necesiten creer que la razón está de su lado y como mecanismo de defensa no puedan registrar la forma en que están siendo compensadas. Estos son los que sufren el proceso de kirchnerización, los otros son mercenarios.

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