Cristina Fernández de Kirchner dedicó algunos párrafos a la reforma política

martes, 9 de marzo de 2010

Por Eduardo Aulicino


En medio de sus últimas embestidas contra el Congreso y la Justicia, Cristina Fernández de Kirchner dedicó algunos párrafos a la reforma política que debería regular -si no vuelve la historia de las suspensiones- las próximas elecciones internas. Eso ocurriría en agosto de 2011.

Resultó doblemente curioso entonces el mensaje presidencial: pareció una chicana fuera de tiempo a la oposición, a la que desafió a revalidar títulos en las urnas, pero en realidad apuntó al PJ, donde persisten las dudas sobre esa ley y reaparecen jugadas para evitar, al menos, que las listas locales del peronismo queden atadas a la caída kirchnerista.

La mayor sensibilidad frente a este tema es fácilmente advertible en los jefes del peronismo bonaerense. Fracasaron el año pasado con varios intentos de legislar de tal modo que las internas por los cargos provinciales se realizaran en fecha diferente de la interna nacional, para evitar un arrastre con pronóstico muy negativo. Pero no se rinden: analizan despegar de hecho las listas en el cuarto oscuro.

Las cuentas en este punto son sencillas. Si los nombres de los candidatos nacionales atraen, están en ascenso, entonces hay que pegar las listas locales para ganar votos aprovechando la tracción -tal el término utilizado- que viene de arriba. Pero si ocurre al revés, conviene apostar sólo a las listas locales, no arriesgar el capital propio, tomar distancia. Así lo entienden los intendentes y otros dirigentes llamados territoriales, ahora muy inquietos frente al desgaste en continuado de la Presidente y de Néstor Kirchner.

Hubo varios intentos para desmarcarse a la hora de aprobar la reforma provincial, que desde Olivos se pretendía, y se consiguió, igual y simultánea a la nacional. Se intentó, por ejemplo, imponer un padrón provincial diferente, lo cual hacía imposible ir a internas abiertas y obligatorias el mismo día para los cargos nacionales y bonaerenses. No pudo ser. Después se avanzó con un artículo que delegaba en el gobernador la fijación de la fecha. El proyecto fue aprobado por los diputados provinciales, pero por presión intensa y personal de Kirchner, el texto fue corregido por los senadores y debió ser refrendado en la cámara inicial.

Parecía una historia cerrada, pero subsisten las prevenciones. Algunos dirigentes, entre ellos varios legisladores, creen que este es un camino muy riesgoso para los planes K. Tal como lo establece la ley, que aún debe ser reglamentada, las elecciones internas son obligatorias para todos los partidos y también para todos los votantes. "Una tentación para el voto castigo, sin costo alguno, porque para el voto definitivo queda luego el capítulo de la elección general", razona un legislador crítico.

Cerca de Kirchner, en cambio, sostienen que si las estructuras partidarias están alineadas, se puede enfrentar la prueba con candidatos propios, porque después no hay chances para caminos alternativos: en la elección general sólo compite una lista por partido.

Pero ocurre que las señales de alarma provienen de las estructuras partidarias, particularmente en la Provincia. Allí, trascendió que se siguen buscando alternativas para evitar el efecto de pegar las listas nacionales y las locales en un mismo acto. "Hay que analizar bien el tema, pero podrían separarse las listas en el cuarto oscuro: mesas para cargos nacionales (presidente, vice, diputados) y mesas para cargos provinciales (gobernador, legisladores provinciales, intendentes, concejales)", explica un hombre que transita los caminos del PJ bonaerense.

Frente a este cuadro y hasta donde deja trascender, Daniel Scioli da pasos para instalar su propia reelección y busca mantener los equilibrios con jefes comunales y legisladores. Tiende puentes incluso hacia la oposición, a diferencia de Olivos, pero sin descuidar en nada la relación con el poder nacional: el aumento a los docentes fue una nueva prueba de las necesidades financieras en juego.

También lo saben los intendentes, aunque en sus intentos de preservación exhiben una imaginación enorme.

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