Por Carlos Tórtora
Ileana Ros Lehtinen, senadora republicana por Florida, es la primera cubana que llega al Congreso de los EEUU. Ubicada entre los halcones en materia de política exterior, el 9 de mayo del año pasado aterrizó en Honduras para respaldar al presidente Roberto Micheletti en el momento crítico de la crisis por la destitución de Mel Zelaya.
Fervorosa luchadora del anticastrismo, cuenta además con el apoyo de su esposo, Dexter Lehtinen, Fiscal Federal en Miami Dade. En el 2004 Ros Lehtinen, siendo diputada, inició una investigación en el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes del Congreso que terminó involucrando al gobierno argentino.
El lavado
La investigación se refiere a la maniobra del gobierno cubano para lavar U$S 3900.000 millones a través de la Reserva Federal de los EEUU. Directivos de la UBS (Unión de Bancos Suizos) se habrían puesto de acuerdo para aceptar ilegalmente dólares en efectivo enviados por el gobierno cubano y acreditar el valor de los mismos en cuentas bancarias.
La ilegalidad consiste en que Cuba, como país considerado terrorista, no puede usar el sistema bancario de los EEUU.
Las autoridades cubanas sostendrían que se trata de ingresos por turismo y remesas. Sin embargo, para Ros Lehtinen, se trata de cifras excesivas para ser de ese origen y podrían provenir del tráfico de drogas u otras actividades ilícitas.
La operación fue descubierta cuando se auditaron los fondos del depuesto Sadam Husein. El acuerdo entre la Reserva Federal y el UBS, que éste incumplió, decía que los suizos facilitarían la circulación de los nuevos billetes estadounidenses y la retirada de los viejos a cambio de no realizar ningún tipo de transacción con los estados sancionados, entre ellos Cuba.
La maniobra consistió en ocultar las transacciones en los balances que la UBS enviaba a la Reserva. El turismo como origen de los fondos era inverosímil, porque se trata de transacciones realizadas casi totalmente con tarjetas de crédito. Los billetes viejos ingresados al circuito financiero por la UBS habrían provenido del movimiento propio del narcotráfico.
Aparecen las cuentas K
Entre las cientos de cuentas que cayeron bajo la lupa de la investigación, se encuentra las siguientes: la número 01250150961000 de la oficina 2501 del Banco Nacional de Cuba, perteneciente a Eduardo Cafaro, abierta en el 94, con la suma de U$S 350.000.000 y la número 01250151321134, cuyo titular es la financiera La Lusitana, con sede en Uruguay, cuya propiedad se le adjudica, entre otros, a CFK, y que se inició con U$S 200.000.000.
Eduardo Cafaro fue designado en el directorio del BCRA en julio del 2003 y era ya en los 90 el cerebro financiero de Néstor Kirchner y autor de la operación para sacar del país -en 1994- los U$S 712 millones provenientes de las regalías petroleras de San Cruz.
Las suposiciones sobre el primer destino de los fondos eran sobre el MA Bank de las Islas Caiman, propiedad de Aldo Ducler al igual que Mercado Abierto, finalmente cerrada esta última cuando tomaron estado público sus operaciones de lavado. Luego, a raíz de la investigación motorizada por Ros Lehtinen, surgió la pista de las cuentas cubanas. La operación del traspaso de fondos debió registrarse en el BCRA, pero Cafaro se habría ocupado, en el 2003, de que no quedaran rastros en los registros. Siempre según las fuentes americanas, el entonces presidente del Banco Nacional de Cuba, Francisco Soberon, habría viajado a Santa Cruz para coordinar la operación del traspaso de fondos.
6 años después
Después de 15 años manejando las finanzas cubanas, Soberon cayó en desgracia en mayo del año pasado. Debió renunciar a la presidencia del Banco Nacional, al Comité del Partido, al Consejo de Estado y a su diputación. Cinco meses antes, el 18 de enero del 2009, CFK aterrizó en la Habana y allí habría hablado de la cuenta con los hermanos Castro. Una versión no comprobada indica que ambas cuentas continuarían existiendo y que sólo se retiraron de Cuba los intereses que, por cierto, no son menores.
Ahora, fuentes del Senado de los EEUU señalan que no se descarta que la investigación iniciada en el 2004 tenga un nuevo impulso y que también haya revelaciones sobre las dos cuentas de los Kirchner.
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