La filosofía política K, una clara intención de recurrir al impuesto inflacionario ante el desborde fiscal producto del gasto público récord

lunes, 15 de marzo de 2010

Por Roberto Cachanosky

Cuando el Gobierno elogia el aumento de las reservas que se produjo durante su gestión se olvida de mencionar dos detalles claves que sirven de contrapeso: el incremento del endeudamiento y la fuga de capitales.
Claramente estamos volviendo a un Banco Central (BCRA) similar al que tuvimos en los '80, cuando esa institución era un apéndice del tesoro y se dedicaba a financiarlo emitiendo billetes en cantidades industriales. La nueva moda de decir que el Central no puede ser autista del resto de la política monetaria indica, más que una filosofía política, una clara intención de recurrir al impuesto inflacionario ante el desborde fiscal producto del gasto público récord.

Sostener que esa institución se había convertido en un altar sagrado durante los 90 implica desconocer que luego de haber destruido cuatro signos monetarios entre 1935 y 1991 y de haber generado inflación, inflaciones de tres dígitos anuales e hiperinflación, era inevitable que el BCRA terminara en una especie de caja de conversión.

¿Por qué? Porque la gente no confiaba en los billetes que emitía dicha institución. Es más, conservo en mi poder (tal vez algún lector también) los billetes de 1.000.000 de australes que servían para comprar un chupetín. De manera que no fue el gobierno de Menem el que decidió transformar el Central en una especie de Caja de Conversión sino que fue la gente la que dijo que los papeles impresos por esa institución no le merecían la más mínima confianza.

Teniendo en cuenta nuestra historia inflacionaria, y avisados por el gobierno que el BCRA tiene que transformarse en un instrumento de desarrollo económico, (una especie de BANADE bis con todas las estafas que esa institución produjo en sus años de “gloria”) lo único que podemos esperar es que el rumbo inflacionario se afiance en los próximos meses. Esa es la filosofía del gobierno y, por sobre todas las cosas, su fuente de financiamiento.

Tanto Cristina Fernández como la nueva presidente del BCRA se ufanan de las reservas que se acumularon bajo el kirchnerismo. Es más, lo dicen de tal manera que pareciera ser que las reservas fueran de los Kirchner. Pero dejando de lado la ironía, en varias oportunidades han sostenido que gracias a los Kirchner se acumularon reservas como nunca antes se habían acumulado. Formular esta afirmación sin hablar del pasivo del Banco Central es como comprar un castillo con un gigantesco crédito hipotecario y decir que uno tiene un castillo sin mencionar que también tiene una deuda.

Antes de explicar este punto, es necesario hacer una observación para mostrar las contradicciones del discurso oficial para usar las reservas. Marcó del Pont dice que mostrar alguna relación entre la base monetaria y las reservas implica seguir razonando como cuando estaba la convertibilidad, y luego agrega que la convertibilidad ya no existe más y que no es correcto pensar en esos términos.

Pero, al mismo tiempo, el gobierno dice que va a usar las reservas excedentes. Si hay reservas excedentes es porque las relacionan con algo. ¿Qué es ese algo? La base monetaria. Finalmente la cuenta de las reservas excedentes surge de hacer una trampa contable al relacionar base monetaria con reservas y tipo de cambio de valuación de las reservas.

En otras palabras, para argumentar que el BCRA tiene reservas excedentes recurren a pensar en términos de la convertibilidad. La contradicción en el discurso para apropiarse de las reservas del BCRA están evidente que deja en claro la desesperación por hacer caja de cualquier manera.

Ahora bien, volviendo al tema de la acumulación de reservas durante el kirchnerismo y de la forma en que se ufanan, voy a dar los siguientes datos. Al 31 de mayo del 2003, cuando asumió Néstor Kirchner, las reservas del BCRA eran de U$S 11.087 millones. Al 31 de diciembre de 2009 llegaban a U$S 47.967. Las reservas aumentaron en U$S 36.880 millones. Con estos datos dice Cristina Fernández: ¡vean lo que hemos logrado con nuestro modelo de inclusión social y desarrollo productivo! ¡Hemos multiplicado por 4,3 el monto de las reservas!

Y Marcó del Pont le agrega el argumento mercantilista diciendo que esas reservas no surgieron del endeudamiento sino que son genuinas porque son el fruto del comercio exterior. Más exportaciones que importaciones.

Hasta aquí el envoltorio con que presentan solo una parte de la historia para venderla como la octava maravilla del mundo. Pero busquemos más datos. ¿Cuál fue el saldo de balance comercial acumulado entre 2003 y 2009? El acumulado fue de U$S 93.131 millones versus un aumento de reservas de U$S 36.880 millones.

Si el gobierno hubiese generado confianza, hoy las reservas tendrían que estar por arriba de los U$S 100.000 millones. Los U$S 10.000 de reservas que recibió Néstor Kirchner cuando asumió más el saldo de balance comercial (exportaciones menos importaciones). Puesto de otra manera, si el saldo de balance comercial acumulado entre 2003 y 2009 fue de U$S 93.131 millones y las reservas se incrementaron en U$S 36.880 millones, faltan U$S 56.251 millones. ¿Dónde estarán?

Frente a este argumento el gobierno dirá: es verdad, pero tuvimos una crisis internacional que nos complicó. La culpa fue del mundo.

La crisis comenzó entrado el 2008, de todas maneras, siendo benévolo, consideremos la fuga de capitales del 2008 y del 2009. En esos dos años se fugaron capitales por U$S 37.217 millones, cifra inferior a los U$S 56.251 millones que faltan. Hay que explicar dónde se fueron los U$S 19.034 millones que faltan.

En el 2007 se fugaron U$S 8.880 millones, mucho antes de la crisis. Esto quiere decir que el resto, otros casi U$S 8.000 millones se fugaron antes del 2007.

En definitiva, si el aumento de las reservas durante el kirchnerismo fue de U$S 36.880 millones y el saldo de balance comercial acumulado fue de U$S 93.131 millones, siempre generaron desconfianza. El resultado es muy pobre. Tuvieron más fuga de capitales que acumulación de reservas por el saldo positivo de balance comercial del que tanto hacen gala.

Vamos ahora a otro punto fundamental. Ellos dicen que acumularon U$S 36.880 millones. ¡Todo un logro! Lo que no dicen es que los pesos en circulación (pasivo del BCRA) pasaron de $ 20.757 millones en mayo del 2003 a $ 98.065 millones en diciembre del 2009. O sea, mientras se ufanan de haber multiplicado las reservas (el activo) por 4,3 veces, el pasivo les creció 4,7 veces. Pero, error de Cachanosky, porque el pasivo aumentó más.

En efecto, al 31 de mayo de 2003 el stock de deuda de corto plazo del Central (LEBACs, NOBACs y pases) era de $ 4.982 millones y al 31 de diciembre pasado era de $ 51.832 millones (al momento de redactar esta nota ya llegan a los $ 62.800 millones).

Lo que hicieron fue emitir para comprar esos famosos dólares genuinos comerciales y quitar parte de esa emisión con deuda remunerada. Y esa deuda remunerada se multiplicó por 10. Aumentó 10 veces o, si se prefiere, se incrementó en $ 46.850 millones.

De manera que los pesos en circulación y el endeudamiento de corto plazo del Central (dejo de lado los encajes que también son parte del pasivo del BCRA) pasaron de $ 25.731 millones cuando asumió Néstor Kirchner a $ 149.897 millones al 31 de diciembre pasado. Mientras gritan a los cuatro vientos que las reservas se multiplicaron por 4,3 veces, el pasivo les aumentó 5,8 veces y, encima, se les fugaron U$S 56.251 millones que es el equivalente al 60% del saldo positivo del balance comercial.

Si a aumentar el activo en 4,3 veces contra un incremento del pasivo en 5,8 veces y, además, tener una fuga de capitales de U$S 56.251 millones (equivalente al 60% del saldo comercial del período) lo consideran una política exitosa, ¡¿cómo serán los números de un fracaso para los Kirchner?!

Mejor no imaginarlo.

PD: Alguno podrá argumentar que se usaron U$S 9.000 millones para pagarle al FMI, sin embargo en los datos de reservas dejé los U$S 7.700 millones en encajes en dólares que tienen los bancos en el BCRA y no consideré la deuda con el BIS para no complicar más la cosa. Si incluyera ambos datos, los números darían peor. © www.economiaparatodos.com.ar

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