Ernesto Tenenbaum le contesta a Víctor Hugo Morales

miércoles, 10 de marzo de 2010

Ernesto Tenenbaum le contesta a Víctor Hugo Morales VER VIDEO 2 MÁS ABAJO

Alfredo Leuco hace una breve introcución para presentarlo a Tenenbaum en su programa "Le doy mi Palabra" por Canal 26.

Ernesto Tenenbaum acaba de publicar este libro que lo he leído con voracidad y con mucho interés, que se llama “Qué les pasó”.


Tenenbaum simpatizó al principio con el kirchnerismo y ahora es muy crítico. ¿En qué momento se te produjo el “click” y dijiste tengo que contarle a la gente esto que yo siento?

-El día de la derrota del 28 de Junio, ese día terminé de trabajar a las 2 de la mañana y tenía que volver a la Radio a las 6. Los primeros capítulos están escritos entre las 2 y las 6 de la mañana de ese día. En caliente porque a mi me impresionaba mucho el proceso que habían vivido desde la derrota de Misiones y mucho más categóricamente desde la crisis del campo en adelante. Lo que la sociedad le había dicho a Kirchner qué era lo que no quería de él y él insistía, y hasta el día de hoy insiste en repetir una y otra vez las cosas que se veían claramente que lo llevaban a la derrota.

Y yo había sido testigo de una campaña electoral con observación profesional y veía que desde la campaña de Herminio Iglesias con la famosa quema del cajón antes, nunca había visto una campaña tan autodestructiva e insisto, como observador me impactaba mucho el contraste del Kirchner de los primeros años que había surgido de la nada con ese 22%, con Duhalde llevándolo de la mano con su poder, construyó el todo. Porque fue el presidente que más poder tuvo, con mejores condiciones y como del todo volvía a casi la nada compitiendo contra sí mismo ya que De Narváez no era un candidato muy fuerte.

Un poco conmovido por un vértigo, esa cosa de la Argentina que es un sube y baja, me puse a escribir ese libro. Paralelamente, había una cosa en la que yo me sentía muy dolido, pero muy dolido, que era la incorporación del agravio personal, el odio para decirlo en palabras de D’Elía en el debate público.

Nosotros, los periodistas en general, no todos, hemos vivido una campaña muy fuerte, donde algunos colegas fueron parte de esa campaña en la cual, de repente empezamos a tener que dar cuenta de todo lo que las empresas para las que trabajábamos habían hecho en su vida.

Eso yo nunca lo vi, pero empezó a sobrevolar una campaña muy fuerte orquestada por el gobierno desde sus máximas jerarquías, empezó a sobrevolar una sospecha de que todos éramos mercenarios, gente que habíamos sido echados por gente que pactaba con el mismo Kirchner en el 2003. A nosotros nos echaron de América en ese contexto, y de repente había una campaña permanente, insistente desde la televisión pública desde el propio Kirchner, desde Cristina y desde un grupo de periodistas cercanos. Parecía que el periodismo crítico necesariamente era sospechoso algo, del ejercicio de nuestra profesión.

A mí, la verdad, es que me ofendía mucho y me enojaba mucho y creo que a muchos colegas nos pasó lo mismo. Ese libro está escrito en medio de todo ese vértigo, del vértigo de la subida y la bajada y del vértigo personal. Por eso está escrito en primera persona, porque si algo trato de defender es el derecho a equivocarse, el derecho a pensar distinto, por eso en la contratapa yo exagero, porque yo nunca fui kirchnerista, pero no importa. Digo: primero fui kirchnerista, después tuve dudas, después tuve tristeza, después tuve odio y volví a dudar y después los apoyé de nuevo.

Todo eso porque creo que no hay pecado en pensar nada. Lo que el libro intenta decir contando toda esa historia es que si vos pensas distinto a alguien sos moralmente inferior. Creo que es una crónica en cámara lenta como dice Fernández Díaz en la solapa, de todo lo que hemos vivido, no es la única crónica posible, no tiene ninguna pretensión de verdad, es una historia entre muchas que pueden contarse, y está escrita con la mayor honestidad que pude escribirla




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