Norberto Oyarbide ha desestimado la causa contra Martín Redrado

lunes, 15 de marzo de 2010

Por Héctor Blas Trillo

Mientras el Matrimonio ha salido decididamente a la caza de destituyentes, (palabreja inventada en las usinas de Carta Abierta), venimos a enterarnos por los diarios que el juez Norberto Oyarbide ha desestimado la causa contra Martín Redrado en la que se lo acusaba de incumplimiento de los deberes de funcionario público por no haber transferido los 6.569 millones de dólares al difunto Fondo del Bicentenario creado por decreto 2010/09, de necesidad y urgencia pero votado a 4 días de finalizar las sesiones ordinarias en el Congreso Nacional y sin que el poder ejecutivo hubiera convocado a extraordinarias.


Es interesante recordar que la denuncia ahora desestimada, fue formulada por el Procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmino, luego (y no antes) de que el ex presidente del Central interpusiera su recurso para ser restituido en el cargo, como efectivamente ocurrió.

Guglielmino cumplió seguramente al pie de la letra las órdenes Matrimoniales, luego del frustrado e ilegal pedido de renuncia a Redrado.

En aquel momento señalamos que la información que nosotros teníamos era que había dos dictámenes encontrados emanados de la división jurídica del Banco Central: uno a favor y otro en contra de la transferencia de las reservas.

Por lo cual Redrado, que había cumplido con el deber de solicitar respaldo técnico jurídico para cumplir con la orden presidencial, había postergado cualquier transferencia, sobre todo luego de conocerse el embargo de parte del juez neoyorkino Griesa.

Embargo que como se recordará sobrevino justamente a renglón seguido del D.N.U. y precisamente porque cambiaba de raíz el rótulo que le corresponde a tales reservas y las ponía a disposición del Poder Ejecutivo para pagar deuda de terceros.

La decisión del Poder Ejecutivo de denunciar a Redrado fue profusamente defendida por ciertos personajes y personeros del gobierno, como Aníbal Fernández o el propio Amado Boudou, que se desgañitaron ante cuanto micrófono estuviera encendido explicando que el funcionario había incumplido con su deber y había desobedecido una orden emanada del Poder Ejecutivo.

En esta misma línea, encontramos nada menos que a Héctor Recalde, el diputado padre del hoy presidente de la catastrófica Aerolíneas Argentinas. Los nombrados y varios otros se cansaron de hacerse eco del discurso Matrimonial. Y en especial los dos primeros repitieron a los cuatro vientos que el presidente del Central era ahora Mario Blejer, cuyo paradero por estas horas es directamente desconocido, y nadie se ocupó más de él.

Lo cierto es que nada menos que el juez Oyarbide ha venido a concluir que efectivamente había un dictamen de la Subgerencia Jurídica del Banco Central que aconsejaba a Redrado no transferir las reservas hasta tanto el decreto no fuera ratificado por el Congreso. También el juez hace referencia al hecho de que el propio decreto no pone plazos, no establecía un límite temporal o un día específico, dice Oyarbide.

En otras palabras: Redrado para la justicia no incumplió con sus deberes de funcionario público y por lo tanto, más allá de que era necesario un consejo del Poder Legislativo como paso previo para su destitución, fue invitado a renunciar y despedido horas más tarde, impedido de ingresar a su cumplir con su función y finalmente denunciado penalmente.

El decreto 2010, como se sabe, fue derogado por el Poder Ejecutivo antes de que alguna de las Cámaras lo ratificara o no, condición esencial para convertirse en ley. Lo cual equivale a decir que el Poder Ejecutivo también le dio la razón a Redrado. Aunque le doliera horrores.

Ahora la presidenta designada en reemplazo del ex funcionario es Mercedes Marcó del Pont, como todo el mundo habrá de saber. Y por estas horas está en danza si el Senado convalidará o no su designación. Esta señora proviene de la presidencia del Banco de la Nación, por lo que podríamos decir que ha logrado un ascenso en su dilatada carrera.

La señora Marcó del Pont no es una persona que digamos silenciosa, más bien todo lo contrario. Sus declaraciones se reiteran a diario y en general opina de todo lo que tenga que ver con la economía y con la política del país, por lo que nos permitimos anticipar que en algún momento se producirá el consabido cortocircuito con el Matrimonio, aunque eso sea harina de otro costal.

La lenguaraz funcionaria ha dicho que el Banco Central no es el Vaticano, y señaló que se hizo una mala interpretación de la autonomía del Banco Central, defendió el modelo económico del Matrimonio y criticó la gestión de Redrado, que a su juicio lo único que hizo bien fue mantener un tipo de cambio competitivo. En realidad dijo que algunas cosas se hicieron muy bien, pero sólo especificó esa.

Es interesante señalar que Redrado fue presidente del Banco Central por más de 5 años y fue finalmente forzado a renunciar de manera ilegal e ilegítima, como lo ha ratificado la Justicia y no sólo con el fallo de Oyarbide.

Más allá de preguntarnos por qué la nueva presidenta no dijo lo que pensaba de la gestión de Redrado en todos estos años o por qué éste no fue disparado de su silla mucho antes; lo que cabe señalar es si para no parecer el Vaticano a los funcionarios de entes autónomos hay que rajarlos de esa manera. Y también hay que preguntarse si el lapso de 6 años por el cual es designado por disposición legal implica la concepción de un cargo de por vida, tal y como existe para los jueces de la Corte Suprema, por ejemplo.

No hemos de pasar por alto que la comisión del Senado efectivamente aconsejó a la señora Fernández la destitución de Redrado, pero por lo que se sabe, dado que los dictámenes son secretos, se basó en hechos que nada tenían que ver con la cuestión del decreto 2010.

Es decir, que quienes dictaminaron, especialmente el vicepresidente de la república, terminaron confundiendo el aserrín con el pan rallado. Y en definitiva lo hicieron sobre una decisión que ya estaba tomada, con el funcionario destituido y acusado penalmente, al que inclusive se le había impedido el ingreso al banco.

Hoy, una noticia muy chiquita, un recuadrito muy pequeño en un diario, nos hace conocer que una vez más la justicia le dio la razón al ex funcionario. Como también se la dio el Poder Ejecutivo al derogar el decreto. Como también se la dio la subgerencia de asuntos jurídicos del Central. Pero, claro, todo esto ya no importa. Deviene abstracto, como dicen los juristas. Y la señora Marcó del Pont, que habla y habla, destina su parrafada a la calidad profesional de Martín Redrado, ahora que está en el llano, porque cuando era presidente del Banco Central, no lo hizo, que sepamos.

Mientras, esperamos las explicaciones que nunca llegarán de Aníbal, de Boudou, de Kunkel, de Capitanich, del propio Matrimonio y de tantos adláteres, incluyendo, por qué no, a la televisión pública.

Si alguien todavía quiere saber por qué a la Argentina nadie le presta dinero y por qué a estas playas no llegan inversiones, tiene con todo esto una interesante punta del ovillo para empezar a comprender.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que es un buen puesto. Me encanta la lectura de estos tipos o artículos. Puedo? Esperar a ver lo que otros tienen que decir.