Mercedes Marcó del Pont estaría usurpando, ahora mismo, el cargo de presidenta del Banco Central

jueves, 4 de marzo de 2010

Por Eduardo van der Kooy

Mercedes Marcó del Pont estaría usurpando, ahora mismo, el cargo de presidenta del Banco Central. La Comisión de Acuerdos del Senado rechazó por 8 votos contra cero la designación hecha semanas atrás por Cristina Fernández. La permanencia de la economista casi carecería de legitimidad. Restaría la votación del plenario, donde el oficialismo ha quedado en minoría.

MIGUEL PICHETTO, JEFE DEL BLOQUE DE SENADORES OFICIALES

La ausencia de votos favorables a su continuidad no obedecería a ninguna acrobacia kirchnerista. Simplemente el kirchnerismo desapareció desbandado ayer, después que la oposición formó quórum en el Senado e hizo, con el aporte vital de Carlos Menem, lo que había prometido: se quedó con la mayoría de todas las comisiones y con la presidencia de 13 de las 25. Un golpe político letífero que podría poner en apremios cualquier plan del matrimonio presidencial para los tiempos que vienen.


De aquellos 8 votos de la oposición Marcó del Pont tenía asegurados, como mínimo, seis a favor hasta que el lunes cumplió, con notorias desprolijidades, la orden de los Kirchner de transferirle US$ 6.500 millones al Estado de las reservas del Central.

En otras tres comisiones (Economía, Presupuesto y Coparticipación Federal de Impuestos) la oposición, también con ausencia kirchnerista, emitió dictamen sobre una reforma a la ley del cheque. ¿En qué consiste esa reforma? En que el 100% de lo recaudado se convierta en fondos coparticipables. En la actualidad se distribuye sólo el 30% y el resto engrosa las arcas de la nación. La verdad es que las provincias, por la discrecionalidad del Gobierno, tampoco recibe ahora aquel 30%. Apenas les llega la mitad.

La novedad no consistió sólo en el giro que alcanzó a provocar la oposición. Aquel dictamen estuvo instigado por varios gobernadores de la oposición Hermes Binner (Santa Fe), Mario Das Neves (Chubut), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), pero también por mandatarios peronistas que prefieren permanecer en el anonimato para evitar la persecución de los Kirchner.

El malestar de los gobernadores es otra novedad que circunda al matrimonio: también ese malestar se acicateó con la decisión de la Presidenta de dictar dos nuevos decretos para apoderarse de las reservas del Central. Varios mandatarios se habían embalado con la promesa de un proyecto de ley que hiciera coparticipable, en parte, los fondos de las reservas.

Un dato reflejaría hasta donde las aguas del oficialismo y la oposición, en ese tema, confluyen en las mismas playas. Antes de emitir el dictamen que el Senado podrá tratar en el recinto la próxima semana, se repasaron algunos proyectos. Entre ellos figuró uno del senador kirchnerista por Misiones, Luis Alberto Viana. Al final se dio curso al que presentó el socialista Rubén Giustiniani.

El kirchnerismo, frente a esta nueva realidad, pareciera haberse quedado sin reacción y sin estrategia en el Senado. Ocurre que el bloque de senadores vive, desde diciembre pasado, de temblor en temblor. Sucedieron las deserciones de los pampeanos Carlos Verna y María Higonet que lo dejaron en minoría. Ayer se escucharon fuertes discusiones con el jefe del bloque, Miguel Pichetto, de la que participaron varios legisladores. El propio Viana, el jujeño Guillermo Jenefes, tentado de formar un bloque unipersonal, y la esposa del gobernador de Tucumán, la senadora Beatriz Rosjkes.

¿Discusiones por qué? Porque hay senadores oficiales que sostienen que, ante la pérdida de control del Senado, debería establecerse alguna negociación y no sólo batalla con los opositores. Pichetto intenta contemporizar pero conoce, al igual que Nicolás Fernández, cuáles serían los limites para empujar con la propuesta. El límite son los Kirchner, enfurecidos con la nueva realidad y olvidados ya del efímero día de gloria que disfrutaron el lunes cuando se apoderaron de las reservas del Central.

Pichetto y el jefe de los diputados, Agustín Rossi, desafiaron que Marcó del Pont continuará en su lugar mientras lo decida Cristina. Pero esas palabras denotaron más un estado de debilidad y desconcierto que otra cosa.

El oficialismo nada opinó, en cambio, sobre la posibilidad de que la ley del cheque prospere. Sería dinero que le sacarían a los Kirchner y que debilitaría su poder de coacción política.



Es probable que los Kirchner estén pensando en el veto. Es probable que piensen también en otro zarparzo para buscar una salida al encierro de hoy. Detrás de esa salida podrían hallar, quizás, una trampa.

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