Reflexiones desde el loquero

martes, 2 de marzo de 2010

Que la idiotez de la mayoría y la maldad de los corruptos nos hayan encerrado en este manicomio que es la realidad nacional, y nos siga narcotizando con publicidad engañosa, estadísticas falsificadas, discursos grandilocuentemente demenciales y mal llamadas “políticas de Estado” (porque deberían llamarse “despolíticas en su mejor estado”), que vienen a estructurar este famoso “modelo K”, justamente este modelo delirante y por demás absurdo si se lo vincula con la proclama de beneficiar a los que menos tienen, engendrado por dos personas que evidentemente no están en sus cabales, no implica que todos “los internos” de la gran Institución llamada Argentina, estemos locos.


El problema quizás es que las dosis de narcóticos suministrados a la población en los formatos antes descriptos son potentísimos inhibidores del sentido común, justamente para que la gente no tenga reacciones rápidas, ni precisas, ni de manera oportuna, hasta que ya sea demasiado tarde.

Por eso varios de nosotros optamos por retenerlos bajo la lengua y en cuanto el enfermero se retira de la habitación con el vaso de agua, los lanzamos rápidamente por la cañería del baño. Es la única forma de mantenerse sano.

Uno lee los titulares de los diarios y ya no sabe si reírse o llorar. Duele y demasiado el desastre socio-económico tan meticulosamente ejecutado desde el poder, sin omitir una sola coma de las instrucciones que reciben “desde sus superioridades en la escala jerárquica” (porque está claro que ejecutan un libreto que les han impuesto intereses “de arriba” para apoderarse de nuestro país de todas las formas posibles a cambio de ciertos privilegios), que están llevando a cabo a la perfección.

Sin embargo, cuando uno lee los extractos del discurso presidencial de ayer en la apertura de sesiones del Congreso, las declaraciones de la señora Hebe de Bonafini “La oposición es una mierda”, o “las aventuras” del Secretario Guillermo Moreno, las “Chaplinadas” del Ministro Aníbal Fernández, las “travesuras” del Senador Miguel Pichetto, el Diputado Agustín Rossi, la Dra. Diana Conti o Carlos Kunkel…. en fin…. Uno comprende (si ha escupido la pastilla oportunamente) que se trata lisa y llanamente de un caso de locura colectiva instalada en el seno del Poder Gubernamental de la República Argentina aprovechada por intereses que los manejan de una manera alarmante, ante lo cual se pregunta: “¿Qué más hace falta para que la población en su conjunto entienda que esta gente está enferma y nos ha llevado al borde del abismo? ¿No ven que estamos a punto de caer a un precipicio “empujados” por ellos? Digo empujados y no arrastrados porque los K son dementes pero astutos (nunca inteligentes), de lo contrario no podrían ser títeres de sus “Superiores”.

¿Es posible que un pueblo entero esté sometido a todos los males que puede tener una sociedad en términos-socioeconómicos, a vivir crispado, en estado de angustia e incertidumbre los trescientos sesenta y cinco días del año por culpa de los brotes psicóticos de una sociedad conyugal que lo único que saben hacer es daño, más daño, y sólo daño?

¿Es necesario seguir siendo pacientes con una hipotética oposición que salvo “rarísimas” excepciones lo único que comenten son desaciertos y encima reaccionan al límite del desastre o no reaccionan? La razón con la que el Dr. Carlos Menem justificó su inasistencia la semana pasada a la Cámara Alta es el ejemplo más claro del nivel de egocentricismo que domina sus actos. El señor no asistió, a un evento tan trascendente por que se siente “ninguneado” por sus pares…..Sin importarle nada en absoluto el perjuicio que con esto hacía al país.

Este Gobierno debe terminar su mandato en 2011, como corresponde, sin embargo, si el pueblo sigue expresando sus reclamos de manera dispersa, seguimos sin soluciones.

Pensaba: “¿Cómo sería nuestra realidad si todos los sectores nos uniéramos en un sólo reclamo de justicia social, sin banderías políticas, sin intereses sectoriales y dando rienda suelta a esa solidaridad tan grande que tenemos la mayoría de los argentinos?”

“¿Cómo sería nuestra realidad si todos tiráramos para el mismo lado, siempre pensando en los que menos tienen, en los que más necesitan?”.

“¿Cómo sería nuestra realidad si nos empezáramos a hacer cargo de nuestra responsabilidad de que los que están donde están, estén donde están?”

Probablemente lo mío sea una utopía, pero estoy segura que debe haber millones de compatriotas quienes alguna vez pensaron y sintieron lo mismo, por lo que sólo me resta volver a esas ideas tan trilladas, aunque no menos ciertas.

“La oposición señores (salvo rarísimas excepciones) no existe, eso hay que tenerlo muy claro, y en caso de encontrarse en los mismos cargos estratégicos que quienes nos gobiernan ahora, probablemente harían lo mismo o algo similar, Ergo, “solo el pueblo es capaz de salvar al pueblo”, y “acá o nos salvamos todos o, de los que pertenecemos a las clases medias y bajas (la mayoría), no queda nadie”, por lo que sigue, que a este país, le cambien la banderita celeste y blanca e izen en su lugar un trapo flameante con un símbolo muy conocido, como insignia patria.

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