Por Christian Sanz
De película. En el mismo momento en el que se jactaba de ser la Presidenta que dictó menos Decretos de Necesidad y Urgencia en la historia argentina, Cristina Kirchner ocultaba estratégicamente que había enviando dos nuevos DNU para pagar deuda utilizando las reservas del BCRA.
Casi al final de su discurso, dio una confusa explicación, inmediatamente después de asegurar que había derogado el primer polémico decreto. ¿Cuál es la lógica de anular un DNU y habilitar otros dos?, se preguntó más de un legislador. Nadie entendió aún qué pretendió hacer la Presidenta.
Lo cierto es que, con la jugada de las últimas horas, el kirchnerismo se ha garantizado una nueva cuota de descrédito. Más allá de la defensa que intenten en las próximas horas personajes de la talla de Aníbal Fernández, nadie podrá borrar la vergüenza de lo ocurrido apenas ayer.
Si la maniobra de Cristina no tenía nada reprochable, como aseguran algunos funcionarios oficialistas, ¿por qué se hizo todo bajo el más increíble misterio?
Cabe pensar que finalmente Elisa Carrió tenía razón al no presentarse a la Asamblea de Apertura Legislativa. “Era obvio que era una trampa (del Gobierno)”, aseguró la legisladora de Coalición Cívica. Felipe Sola admitió algo similar hace unas horas: “nos tendríamos que haber retirado del recinto”, dijo apenado.
Como sea, los coletazos de lo ocurrido, son más que predecibles: habrá diversas denuncias judiciales contra los DNU —ya hubo una presentación efectuada por Nito Artaza en la jornada de hoy— y el Congreso Nacional hará lo suyo para frenar los nuevos decretos.
En momentos en los que los jueces empiezan a mostrar creciente independencia y el Parlamento ostenta un oficialismo debilitado, no se esperan buenas noticias para el matrimonio Kirchner en el corto plazo.
Por lo pronto, este nuevo escándalo promete generar más polémica que el Redrado-Gate. Después de lo ocurrido ayer, ¿qué referente político que se precie de tal se animará a concurrir a un eventual llamado del Gobierno para dialogar?
En la actual coyuntura, pocas cosas necesita hoy el oficialismo más que diálogo, para poder sortear los embates de un año que se muestra complicado en todos los flancos, especialmente el político y el económico.
Siga como siga el tema, a esta altura sólo dos cosas son seguras: primero, que el DNU en el que se basaron los directores del Central para girar los fondos será duramente impugnado por la Justicia.
Segundo: la flamante titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, tendrá un largo recorrido por los tribunales cuando termine su mandato.
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