Por Julio Blanck
Dicen los que saben que habría que poner el ojo en el desenlace del juicio político contra Federico Faggionatto Márquez. La destitución, sin más demora ni atenuantes, del juez federal de Zárate-Campana, fue pedida en el Consejo de la Magistratura por sus acusadores en el proceso: el titular del propio Consejo, juez Luis María Cabral, y el senador y presidente del radicalismo, Ernesto Sanz. La decisión se conocerá el jueves 25 de este mes y hay una desbordada operación política alrededor de este asunto.
¿Por qué tanto interés? Sucede que unos cuantos jueces estarían viendo hasta qué punto el kirchnerismo está en capacidad de salvar a Faggionatto del incendio. Si Faggionatto cae, varios pondrán sus barbas en remojo de manera urgente.
No hay, que se sepa, una lista puntual de jueces amigos del poder. Pero no es difícil saber quiénes han fallado, y cómo, en los casos que afectaban conductas y patrimonios de nuestros gobernantes. Esos jueces amigables, esos fiscales que no apelan, jamás son incluidos por la Presidenta, el diputado Néstor Kirchner y el coro de ángeles que los secunda, cuando patalean contra el partido judicial, los jueces tabulados y alquilados, la Corte Suprema que pretende censura y bellezas por el estilo.
Claro que tanto palabrerío contra la Justicia, donde hay de todo como en toda actividad humana, ha contribuido a malquistar a mucha gente en ese ambiente, de la Corte Suprema para abajo. Hay quienes están esperando que los poderosos de hoy trastabillen y caigan, para pasarles por encima sin pestañear.
De tal modo, poco favor le han hecho a Faggionatto los embates ciegos y torpes contra la corporación judicial, culminados por la insistencia de un diputado kirchnerista en reclamar la investigación de la vida privada de los jueces. En rigor, ese diputado solamente repetía, hasta el absurdo, los gestos de sus mayores. Se recordará que la Presidenta en persona aludió, como quien delata algo prohibido y punible, a la relación amorosa entre un juez y una jueza que habían cuestionado decisiones suyas.
Pero volvamos al doctor Faggionatto Márquez, el juez que acumuló más acusaciones en su contra en la historia: tiene 25 denuncias por mal desempeño, incluyendo casos de corrupción, flagrante enriquecimiento y abuso de poder.
A lo mejor, quién sabe, Faggionatto esperaba ponerse a cubierto de un destino adverso cuando, en plena campaña electoral del año pasado, involucró en una causa por tráfico de efedrina y citó a declarar a Francisco De Narváez, casualmente rival directo de Néstor Kirchner en aquella elección. Pero ganó De Narváez y Faggionatto –otro que calculó mal lo que iba a pasar en las urnas– ahora está como está, reclamando esa ayuda imprescindible para zafar de la destitución.
Quizás porque alguien en el poder sepa por qué resulta oportuno mantener calmo y callado a Faggionatto, es información ampliamente difundida en los tribunales que agentes de la Secretaría de Inteligencia operan intensamente para ayudar al juez. Una de sus tareas recientes, cuentan, ha sido sembrar insidiosos datos y amedrentar de modos más o menos evidentes a quienes llevaron adelante la acusación en la Magistratura.
Mientras tanto los diputados kirchneristas Carlos Kunkel y Diana Conti trajinan con fiereza en busca de salvar a Faggionatto. Pero a los conocedores no escapa que, en su momento, el propio Kunkel había presentado una acusación contra el juez, por su proceder mucho más que sospechoso en un operativo de decomiso de cocaína, en un galpón de San Miguel. La acusación por aquel episodio escandaloso, suscripta en conjunto por Kunkel y el radical Sanz, no llegó a ser considerada en el proceso actual.
La decisión final está en manos de los siete miembros del jury de la Magistratura. Hacen falta cinco votos para destituirlo. Dicho de otro modo: hacen falta tres votos para salvarlo. Conseguirlo es casi una misión suicida. Pero allí fueron los bravos del comando judicial K.
Por lo que se sabe, están por la destitución los jueces Facundo Giúdice Bravo y Jorge Villada, y los legisladores radicales Juan Carlos Marino y Rubén Lanceta. En favor de Faggionatto votarían los legisladores kirchneristas María Riofrío y Juan Irrazábal.
El voto incógnita, el que puede decidir todo, es el del representante de los abogados, Daniel Medah, un profesional sin anclaje político conocido. No son para envidiarle los diez días que le esperan hasta el veredicto.
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