Un Gobierno con cero escrúpulos

domingo, 14 de marzo de 2010

Por Nelson Castro

Cada sesión será como la final de un campeonato.” Así resumía un legislador del oficialismo el ambiente que habrá de dominar el Congreso este año y el que viene.

En la semana que pasó, el motivo de la disputa fue el procedimiento de designación de la licenciada Mercedes Marcó del Pont como presidenta del Banco Central. Esta vez la que salió perdidosa fue la oposición, cuyo desempeño dejó al descubierto un cúmulo de errores que, además, evidenciaron gruesas falencias de conducción y de información.

Las culpas más pesadas recayeron sobre la UCR y su jefe de bloque, Gerardo Morales. Desde el lunes el Gobierno ya sabía que tendría los votos necesarios para obtener la aprobación del pliego de Marcó del Pont. “Estos muchachos del radicalismo son muy amateurs” era el comentario que hacían algunos habitantes de los pasillos de la Casa Rosada en la mañana del jueves último.

Un conocedor a fondo de la vida diaria del Senado describe con detalles lo que allí se vive: “En el oficialismo, el jefe del bloque, Miguel Angel Pichetto, ejerce un control férreo de su tropa. A sus senadores les está encima todo el tiempo y les hace marca personal. En cambio a Gerardo Morales, titular del bloque de la UCR, le falta millaje para ser jefe. El radicalismo extraña la conducción de Ernesto Sanz, quien hacía un trabajo exactamente igual al de Pichetto. Morales cree que con acordar con Adolfo Rodríguez Saa basta para que con el peronismo federal esté todo arreglado. La realidad ya le demostró en dos ocasiones que está equivocado. Ahí cada uno juega su partido, y después de la ‘gran Menem’, son varios los que se han entusiasmado con emularlo en busca de un perfil de alto protagonismo”.


Junto con esa falta de conducción, lo que en este caso se vio en la oposición fue una estrategia total y absolutamente equivocada. La decisión adoptada de no hacer preguntas durante la audiencia en la que se escuchó a la que será presidenta del Banco Central fue una muestra de una actitud despreciativa muy propia, por otra parte, del kirchnerismo; ello significó, además, la pérdida de una oportunidad para dejar al descubierto la controvertida conducta de Marcó del Pont, una economista muy respetada, de obedecer el nuevo decreto de necesidad y urgencia disponiendo la transferencia de las reservas del Banco Central al Tesoro Nacional que la Presidenta anunció a espaldas de todos, en su pésimo discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. Tanto fue así que cuando el senador por Córdoba, Luis Juez, quiso hacer preguntas, fue conminado al silencio por parte de los legisladores radicales.

Hay, además, otro problema que dificulta cualquier intento de negociación entre oficialismo y oposición: el matrimonio presidencial. “Acá se arregla algo pero después llaman Néstor o Cristina ordenando dar marcha atrás” explicaba una voz del kirchnerismo. Uno de los que sufrió en carne propia esto fue el senador José Pampuro, para quien la semana que pasó fue particularmente amarga. Alguien que conoce su pensamiento lo resumía así: “Lo maltrataron y lo dejaron afuera de cualquier negociación por el sólo hecho de decir que el Gobierno tenía que dialogar y por hablar con Julio Cobos”.

Todo esto es causa de ira dentro de las mismas filas del oficialismo.

Algo de ello se vivió el lunes 1° de marzo durante la mencionada ceremonia de apertura del período legislativo, cuando el senador Pichetto fue invadido por el enfado al enterarse recién ahí de la nueva embestida presidencial para usar reservas del Banco Central a través de un decreto de necesidad y urgencia, tirando así a la basura una ardua negociación que había tenido con Gerardo Morales para buscar acuerdos concernientes al reparto de comisiones.

Lo cierto es que lo que se vivió el jueves en el Senado refleja un estado de situación complejo sobre el que actúa un Gobierno con cero escrúpulos. Allí estuvieron, pues, los llamados del ministro de Economía, Amado Boudou, ávido de reconquistar posiciones en una interna en la que viene maltrecho a causa de todos los errores que cometió con el Fondo del Bicentenario y que Néstor Kirchner le imputa directamente.

Boudou intentó comunicarse con el senador Nito Artaza a fin de recordarle cuán dependiente está su provincia, Corrientes, de los favores del gobierno central. No tuvo suerte pero ello no significa que no lo vuelva a intentar. El matrimonio presidencial ha hecho del gobernador correntino, Ricardo Colombi, un hombre mendicante y sujeto de humillación.

La decisión de la senadora Roxanna Latorre de sostener a Marcó del Pont afectó profundamente a Carlos Reutemann. “Latorre es un puñal que va a llevar clavado por largo tiempo” confiesa un legislador muy allegado al ex piloto de Fórmula 1 quien, luego de un largo silencio, habló no sólo con un medio santafesino para expresar su molestia con la decisión de su ex aliada, sino también con sus allegados para decirles que, a pesar de todo, su proyecto presidencial sigue aún en pie.

En esa conversación con sus aliados, Reutemann reconoció lo desafortunado de sus manifestaciones públicas –estoy “desentusiasmado” dijo– e insistió en que su pensamiento está puesto en redoblar esfuerzos para neutralizar a los díscolos.

No es la primera vez que le sucede algo así, por lo que es evidente que deberá tener más cuidado con sus declaraciones ya que sus aclaraciones oscurecen. Lo que más le preocupa a Reutemann –y que puede ser decisivo para su determinación final referente a su candidatura– es qué país le dejarán los Kirchner.

Su convicción es que a la finalización de su mandato, lo que quedará en las arcas del Tesoro serán deudas que condicionarán severamente a la gestión que les sobrevenga. Mientras tanto, varios jefes comunales de la provincia de Santa Fe ya le han hecho saber al ex piloto que han recibido llamadas desde la Rosada prometiéndoles plata a cambio de reunirse con el diputado Agustín Rossi. Los que rechazaron la “invitación” se quedaron sin nada.

La batalla por la caja habrá de ser muy intensa. La modificación de las alícuotas de distribución a las provincias del Impuesto al Cheque altera los nervios –de por sí habitualmente alterados– del matrimonio presidencial. Si ese proyecto fuera aprobado por el Congreso, la Dra. Fernández de Kirchner lo vetaría de inmediato. De hacerlo así, el costo político habrá de ser alto.

En prevención de esto es que Néstor Kirchner está pergeñando la creación de una comisión integrada por gobernadores y legisladores para buscar una nueva ley de coparticipación federal. La idea, en realidad, no es la de otorgar más fondos a las provincias sino la de generar un debate largo que se diluya en el tiempo y que, en su devenir, deje intacto el Impuesto al Cheque, ya que su redistribución afectaría no sólo las arcas de La Nación sino también el plan político del matrimonio presidencial cuya metodología está basada en la cooptación de voluntades a través del manejo de la caja.

De eso se habló en las reuniones informales que tuvieron la mayoría de los dirigentes del justicialismo, que con bastante desgano acompañaron al ex presidente en funciones en el acto de reasunción de la jefatura del partido en Resistencia, el miércoles pasado. Allí, por otra parte, no hubo necesidad de hacer mucho esfuerzo para enterarse del “desamor” que genera Néstor Kirchner.

La otra obsesión del presente del matrimonio presidencial es la Justicia. El fallo de la Dra. Claudia Rodríguez Vidal, que la Presidenta amenazó con desobedecer, le está produciendo un verdadero dolor de cabeza a varios funcionarios del Ministerio de Economía que son quienes, en definitiva, deben autorizar con sus firmas los pagos de deuda privada con los fondos del Banco Central.

Uno de los que se encuentra ante esa disyuntiva es el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, al que ya le han hecho saber las consecuencias judiciales adversas en la que se encontrará si es que avala tales pagos en abierta desobediencia a lo dispuesto por la Justicia. Es, en definitiva, algo muy similar a la circunstancia que se le planteó a Martín Redrado.

Es curioso que el mismo Gobierno que tiene el mérito de haber conformado una Corte Suprema independiente y prestigiosa exhiba tamaño nivel de intolerancia hacia los fallos que le son adversos. Esta es una contradicción más de los Kirchner. Alguien que los conoce bien suele decir: “no se equivoquen. Néstor Kirchner nombró a esta Corte porque en el fondo creía que, a manera de gratitud, sus integrantes le serían dóciles”. Evidentemente, la jugada le salió mal.

Mientras tanto, la inflación perfora el bolsillo de los que menos tienen. En la Babel de Olivos de eso no se habla

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