Por Omar López Mato
No pasa un día sin que nos enteremos de un nuevo negociado, manejo indebido de la cosa pública, trasgresión a la Constitución, a la ética y al sentido común.
Estoy, como seguramente lo está usted, podrido de la prédica retrógrada, la siembra de odio y resentimiento, la búsqueda ramplona y descarada del voto, comprado a fuerza de mentiras, falsas promesas y engaños distribucionistas.
Estoy podrido como usted, y usted, y usted, de los impuestos confiscatorios (el 60% de lo que ganamos) que nos sacan a todos para darle migajas a los pobres que han fabricado con políticas mezquinas, que solo sirven a los intereses de los burócratas y coimeros de turno. En el proceso de traspaso ellos se quedan con la parte del León. A falta de logros esgrimen el crecimiento de la Villa 31 cómo ejemplo de desarrollo. Ese es el porvenir que nos espera.
Estoy podrido, como tantos otros, de mantener con mi trabajo la estructura elefantiásica de un Estado ineficiente, que no sabe administrar justicia, ni ofrecer seguridad, ni garantizar salud, ni educación.
Pero nada podrá atenuar la putrefacción de mi espíritu cuando finalizado el impasse del verano (porque protestar con calor es poco saludable) comience la interminable sucesión de reclamos callejeros por su cuota parte de la limosna gubernamental. Como no han sabido, ni querido, organizar políticas de pleno empleo, ahora deben recurrir a la dádiva envuelta en un discurso procaz y pendenciero para no perder votos. Esta cháchara espanta toda posibilidad de inversión, no solo ajena, sino propia. Si no confiamos nosotros en estos ñatos ¿quién miércoles va a invertir un centavo en la Argentina?
A caballo de su soberbia ni se percatan que son intragables para fuerzas propias y ajenas.
Nos esperan días de quejas plañideras de sindicalistas cebados por la plata que a raudales gastan en sus obras sociales, no para dar salud, ¡que va! Sino para mantener la burocracia de los gordos y su ostentoso tren de vida.
Ahora, que el gobierno que sostuvieron a rajatabla les retiene los fondos que necesitan para el funcionamiento del sistema de salud –un eufemismo para mantener el rumboso ritmo de gastos de sus sindicatos, paliando las necesidades de sus afiliados con agua destilada, vendida con dones terapéuticos –se van a poner cabreros.
Ofuscados, se van a desgarrar las vestiduras. (¿Qué vestiduras tienen los descamisados? ¿Acaso remeras de Armani?) y cantaran la marchita, mientras les recriminan a los K los derroches que vienen haciendo desde hace 8 años. En este tiempo, casi se cuadriplicó el gasto público y todo sigue igual, sin autopistas, sin energía, sin inversión, sin educación.... eso sí, la villa 31 creció y ¡ahora quieren poner un hotel boutique!
Ahora todos vociferan, reclaman, recriminan lo que desde lejos se veía venir. Pero mientras que hubo crematístico, todo fueron loas, pero cuando la fantasía se acaba, ¿Con qué bancamos este festival de despilfarro? ¿Quién tienen la culpa? Otra vez el juego del Gran Bonete: los golpistas, la patria financiera, el partido judicial, los innombrables de siempre.
Pero no aprenden –un signo de poca inteligencia- y van por más ¿de qué forma? ¡Con un decreto de necesidad y urgencia! Emitido mientras la presidenta estaba dando su arenga partidaria (describiendo un país que no existe) en el Congreso. Lo único que faltó fue hacer un corte de manga, para mostrar donde llevaba Caperucita la canastita con los dinerillos del Central. Quizás los señores legisladores deban percatarse a esta altura que con ladrones a la mesa uno no debe mostrar la billetera.
El gobierno se ha hecho de unos pesos que gastarán en un abrir y cerrar de ojos ¿Quién tendrá la culpa después? El tema pasará a la Justicia, allí le darán largas al asunto qué (¿Quién sabe?) quedará impune ¿o no? De seguir así en breve habrán de recurrir al robo a mano armada para obviar gastos en tintas y papeles. ¿Para qué publicar el Boletín Oficial? Hacen lo que se les canta y ¡chau!. Como Bonnie and Clyde nos acechan desde la quinta presidencial.
En lugar de andar en destartalados Buicks por los caminos polvorientos de Texas y Arkansas, estos van a usar el Mini Cooper de Florencia derecho por avenida Libertador para estacionar más cómodamente frente al Banco Central...
Cuándo los pesquen –porque espero que algún día los pesquen- nadie escribirá sobre sus tumbas como escribieron sobre la de Bonnie Parker "El viejo mundo es más brillante por las vidas de gentes como tú", probablemente se limiten a decir, "Han dejado al país sin luz, sin plata, con deudas y odios, sólo merecen el infierno".
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