No es cierto el riesgo de default que augura la Presidente de manera amenazante

sábado, 6 de marzo de 2010

Por Alfonso Prat-Gay

La Presidente insiste en la falsa lógica de “reservas o default”. Su obstinación la llevó, el lunes, al triste récord de inaugurar las sesiones ordinarias con un decreto de necesidad y urgencia. El jueves, a adelantar en cadena nacional el desacato a una sentencia judicial. Preocupante ejemplo para los ciudadanos de un país que su máxima autoridad incite a delinquir. Sólo queda preguntarse a qué la llevará su innecesaria obsesión la semana que viene.


Frente a esa irracionalidad, desde la oposición ofrecemos calma y prudencia. No existen vencimientos significativos de la deuda con bonistas en las próximos meses así que no es cierto el riesgo de default que augura la Presidente de manera amenazante.

El presupuesto 2010 autoriza al gobierno a atender dichos vencimientos con nueva deuda, sin incrementos netos. También cuenta el Poder Ejecutivo con la autorización del Congreso para llevar adelante un segundo canje de deuda que, según el Ministro de Economía, va a ser muy favorable para el país.

El cronograma de pagos da tiempo para debatir nuevas alternativas en el Congreso. Para eso, es necesario que la Presidente deje de gobernar por decreto y se preste al debate republicano que hasta ahora pudo evitar.

La tasa de interés usurera que la Presidente denuncia como excusa para manotear reservas no es producto de un complot internacional contra la Argentina sino el reflejo de la desconfianza interna y externa que provocan el desapego a las normas republicanas y las políticas erradas del gobierno, como la aceptación de una inflación galopante, la represión de nuestras exportaciones, la presión sobre los jueces, el deterioro de la infraestructura de servicios públicos y recursos naturales, el manipuleo del Indec, el ataque al que piensa distinto, el desmantelamiento de los órganos de auditoría y control, la creciente pobreza - políticas que el gobierno prefiere no cambiar.

Hoy nuestros mismos vecinos del Mercosur como Brasil o Uruguay, sin ser economías libres de problemas, logran refinanciar su deuda a tasas de menos del 6% y 7% respectivamente. La desconfianza nos cuesta caro y no es el resultado del default: a mediados de 2005 Argentina pagaba la misma tasa de interés que Brasil.

Le proponemos a la Presidente que en vez de repetir la historia eligiendo el camino fácil del impuesto inflacionario, moralmente inaceptable en un país en el que la pobreza roza el 40%, que normalice el Indec, revea el Presupuesto 2010 para sincerar las variables, y que no priorice a los bonistas extranjeros en detrimento de los ahorristas argentinos.

Sólo así, y con la ayuda institucional de la oposición podrá ir reduciendo las tasas de interés para refinanciar la deuda.

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