La mala salud de Kirchner provoca grietas en el comando único de la agenda política nacional

jueves, 4 de marzo de 2010

Por Matías Ruiz


El miércoles negro de los Kirchner en el Senado elude el tratamiento de un aspecto clave: las implicancias de la mala salud del ex presidente. Existe preocupación en el círculo íntimo del matrimonio presidencial de cara a una cuestión siempre espinosa: la manera en que la enfermedad de Néstor Carlos Kirchner provoca grietas en el comando único de la agenda política nacional.

La humillación que sufrió el oficialismo en el Senado acentúa las deserciones, por más que la Casa Rosada se esfuerce en ocultarlo. La trama siniestra detrás del DNU 298/10.

Perdió el matrimonio presidencial el Senado el pasado miércoles, y mucho refiere que un escenario similar se va hilvanando -poco a poco- en la Cámara de Diputados. Sobre lo que constituyó un verdadero "miércoles negro" para Balcarce 50 no quedan ya demasiados misterios por desglosar. Los detalles intrigantes sobre los sucesos de la Cámara Alta ya han sido tratados con rigor periodístico y profesional por una interminable hilera de colegas.


Baste decir que propios y extraños del mundillo político se han visto obligados a reconocerle al Dr. Carlos Saúl Menem su habilidad para extraerle el mayor jugo a sus "quince minutos de fama".

El ninguneo y el destrato que los Kirchner venían dispensándole al riojano durante estos años ha terminado por pasar factura. Por mucho que cierto porcentaje de la opinión pública lo desprecie, durante el miércoles aquella pareció redimir la figura del hombre de Anillaco, al menos por un puñado de horas. Una suerte de moda que Fernando "Pino" Solanas supo aprovechar en horas previas a las legislativas de Capital.

Tras la pérdida de todas las comisiones -incluyendo las denominadas "de gestión"-, la citación del indefendible Amado Boudou y la rebelde niña Mercedes Marcó del Pont, sobrevino lo esperable: desesperación a base de pataleo y rasgado de vestiduras de parte del insufrible rionegrino Miguel Pichetto y sus acólitos Agustín Rossi y Aníbal Fernández.

Al espectro opositor que disparó el tiro de gracia sobre el matrimonio patagónico no le faltó ni un centímetro de cintura para situarse a la altura del evento. La Senadora María Eugenia Estenssoro incluso se permitió el lujo de exhibir una impiadosa sentencia ante cámaras, cuando se le preguntó sobre el titular de Finanzas, el marplatense Amado "Aimé" Boudou: "al Ministro, aparentemente, le queda poco al frente de su cargo".

En medio del maremágnum de la violenta acometida opositora, los Kirchner hasta se vieron golpeados por ese comentario; y ellos ciertamente odian que se les arruine el efecto sorpresa. Porque Aimé no solo había renunciado hace unos días, sino que sus jefes estaban esperando la oportunidad para agitar el tablero, decidiendo su desplazamiento definitivo de la gestión.

A los de Santa Cruz solo les queda la herramienta del Decreto Presidencial, a los efectos de anular mucho de lo que decidió este miércoles el otrora favorable Senado. Pero ello les significaría un costo elevadísimo, no tanto frente a la sociedad y el "mundo real", pero sí ante un conjunto de legisladores propios que ya se terminan de definir por la deserción.

Muchos de estos -puntualmente, hablamos de un grupo de entre cuatro y cinco senadores- o bien se acogen a la propuesta opositora de coparticipar el 100% de lo recaudado por transacciones con cheque a sus provincias, o bien se siguen jugando con los deseos del kirchnerismo y luego son apaleados y sometidos al escarnio público y callejero cuando deban retornar a sus localidades. Así de simple.

El somnoliento pediatra "Pepe" Pampuro es uno de los primeros que saltará a su bote salvavidas. Y en él hay espacios reservados para sus senadores amigos. De esta manera, se deduce que Pichetto estaba "corriendo con la vaina" a la oposición, cuando refirió que una semana más de tiempo le daría las horas suficientes para comprar alguna que otra voluntad en un mercado de pases que no existió.
Lo cierto es que, con el pasar de los días, el círculo oficialista arriesgaba a perder más votos en la Cámara Alta.

Este detalle se ha vuelto tan conocido para la dirigencia, que el mismísimo rionegrino se vio obligado a clamar que no estaba en sus planes, de ninguna manera, volverse opositor. Cruda expresión que recién hizo pública luego de que los halcones antikirchner le cerraran la puerta en las narices. Porque él, en persona, los había ido a buscar.

Valga, pues, recrear las palabras textuales de una fuente de nuestro medio, ni bien se conociera la citación de la titular "en comisión" del CenBank desde el nuevo Senado: "El destino de Mercedes está sellado. Hubiera sido menos dañino para ella presentarse cuando se la convocó. Pero ahora está al horno y hasta tiene la manzanita en la boca. Va a pagar muy caro el desplante y ya no hay vuelta atrás".

Toda una descripción para el infierno que espera a los kirchneristas acérrimos que han disfrutado mucho pasándose de listos. Sin mencionar el calvario urbano y suburbano que acosará a más de uno, una vez que este gobierno abandone los despachos que viene ocupando desde 2003.

La gravedad del apuro oficial para afrontar el pago de bonos con reservas del BCRA a cualquier precio tendría un objetivo: ejecutar el pago de bonos BODEN que, en un 70%, se encuentran en manos de Enrique Esquenazi, Gerardo Werthein y otros hombres de negocios estrechamente ligados al poder.

En el proceso, existieron desagradables presiones en perjuicio de la magistrada en lo Contencioso Administrativo Federal Claudia Rodríguez Vidal, quien recientemente hiciera lugar a los planteos de la UCR y el PJ Federal en relación al truculento y novedoso DNU del lunes 1 de marzo, y sobre quien personeros de los K habrían amenazado con "ventilar" una supuesta relación extramarital.

Luego de enfrentar estos pagos "para los amigos", al Banco Central de la República Argentina solo le restarían poco más de US$ 16 mil millones, con lo que no podría siquiera cubrir el circulante (base monetaria): el tipo de cambio de $4 por dólar se volvería ridículo y la cotización se dispararía irremediablemente.

La operación montada por Marcó del Pont y Amado Boudou a comienzos de semana no sólo se enmarcó dentro de una grosería, sino que su ilegalidad resulta apabullante. Mucho tiempo después de liberar el dinero para el pago, la Casa Rosada se preocupó por endosarle una hoja extra a la publicación del Boletín Oficial.

*************

Igual que los parroquianos del restaurante que nunca tienen acceso a la cocina, una buena parte de la opinión ciudadana y de los medios carece de informes con respecto a la reverberante tragicomedia que se ha montado puertas adentro.

En rigor, las anécdotas frente a los ríspidos e intolerables cambios de humor que don Néstor Carlos tiene para con sus aliados son certeras. Desde Pichetto hasta Aníbal Fernández, pasando por el ahora taciturno Díaz Bancalari y otros tantos que se pasean seguido por Olivos, la preocupación que corre ahora en regueros tiene mucho que ver con la pendulante psiquis de "El Loco" (como los aliados llaman a Kirchner, ya no tan cariñosamente).

Su médico personal -el Dr. Luis Buonomo- jamás lo dará a conocer, pero sabe muy bien de qué va el rollo (a decir de los ibéricos). Los violentos cambios de personalidad de Kirchner no son ya rabietas atribuíbles a la poca habilidad que le caracteriza a la hora de hacer frente a las malas nuevas.

El tema es sencillo y conlleva una cruda explicación médica: la irrigación del ex presidente ha trocado en una peligrosa disritmia cerebral. Al revés de lo que se ha reportado desde la clínica privada Los Arcos, del barrio porteño de Palermo, los problemas no solo no se han desvanecido, sino que aquel episodio podría repetirse en cualquier momento.

Por supuesto, para corroborar estos detalles hubo que referirse al consejo de especialistas neurólogos que, desde su posición en la comunidad médica local, se atreven a compartir con los amigos lo que realmente está ocurriendo con la atribulada salud del ex primer mandatario.

Todo lo cual concluye que la solución quirúrgica que se dispuso para recuperar al esposo de Cristina Fernández bien pudo ser útil para un sinnúmero de pacientes, pero no ha sido este el caso.

El problema principal de Néstor Kirchner en relación a su dolencia es que, a los efectos de brindarle una solución de más largo plazo, se vuelve necesario para él recurrir a una terapia de medicamentos anticoagulantes (blood thinners), siendo el Coumadin (desarrollado por el laboratorio Brystol-Myers Squibb) uno de los más reconocidos en la industria. El efecto inmediato de esta medicación consiste en facilitar el trabajo del sistema circulatorio, a partir del "adelgazamiento" del plasma. En el proceso, se evita la interrupción del flujo sanguíneo a partir de la aparición de coágulos.

Mas los profesionales cercanos al consorte presidencial no pueden echar mano de este tratamiento. La razón tiene que ver con los reiterados antecedentes de ulceraciones que ya le han traído episodios de importantes pérdidas de sangre en el aparato intestinal. Por si ello fuera poco Néstor Kirchner había retomado la ingesta de whisky y el consumo de cigarrillos en meses recientes. Comportamientos contraindicados hasta el hartazgo para los casos en donde la irrigación cerebral se observa comprometida.

La cuestión de la irrigación no es menor: el ex presidente también ha acusado eventos de desmayos en situaciones no públicas, pero que sirvieron oportunamente para refrendar los diagnósticos relativos al malfuncionamiento de su cerebro.

Resumiendo: los especialistas a cargo de la salud del patagónico -Buonomo entre ellos- saben que, si su paciente reincide en el problema que lo llevara a la clínica privada de la Capital Federal, la muerte podría sobrevenirle en menos de treinta minutos.

El problema ya ha cruzado la frontera de lo que podría categorizarse como "seguridad nacional". Mientras su frágil salud se encuentra deambulando en medio de un intrincado laberinto sin salida, Kirchner insiste en hacer caso omiso de las recomendaciones médicas más elementales. Ni siquiera hace caso de las advertencias de Cristina Fernández, su mujer. Y, para colmo, el lodazal político en que él y sus acólitos se encuentran inmersos -que él mismo ha manufacturado-, no hace más que incrementar exponencialmente sus niveles de estrés nervioso.

El tan mentado "comando único" ha mutado en un comando a medias. Realidad que se ha visto comprobada en la parálisis que aquejó al oficialismo en lo que duró la internación. Todos sabían (Cristina incluída) que si Kirchner expiraba, el sueño del poder se haría trizas en segundos.

A este respecto, una nueva hipótesis se alza entre los propios íntimos del círculo presidencial. Algunos se han atrevido a dar a conocer una probable estrategia que solo Néstor y Cristina conocerían, esto es, continuar avasallando instituciones e imponiendo una brutal agenda, con tal de hallarse a sí mismos encerrados y adelantar las elecciones presidenciales, aferrándose al argumento de la mala salud del esposo de la Presidente. Salud que debe ser protegida a cualquier precio. Ya puede uno imaginar la frase de cabecera: "En aras de la necesidad de ocuparme del estado de salud de mi esposo, opto por un renunciamiento patriótico...".

Una nueva intriga que dará que hablar a propios y extraños en el seno del Gobierno Nacional. Pero que también podría obsequiarle a otros -que aún circulan por la vereda oficialista- el recurso que precisaban para evaporarse definitivamente.

A la postre -y siendo los Kirchner los únicos guardianas del "secreto"-, ciertamente a ellos no le importará demasiado seguir conduciendo a sus generales y mal alimentados soldados rasos a una muerte segura.

Tal como supo hacerlo Adolf Hitler desde su bien pertrechado búnker de Berlín, cuando el resultado de la Segunda Gran Guerra ya estaba sellado. Hitler y su señora Eva Brown continuaban emitiendo órdenes en su cruzada perdida, y sus leales seguidores acataban.

0 comentarios: